Icónico

El Polar Express madrileño pasa por última vez esta Semana Santa

Renfe jubila el modelo de trenes S-442, icono de la ferroviaria madrileña desde los años 70 que recorre las montañas nevadas de la Sierra de Guadarrama. Aún se puede montar, hasta el 31 de marzo

Uno de los iconos de la Sierra de Guadarrama es el Tren de Cotos. Cada invierno ofrece las mejores estampas de nieve de la región. Además, sus trenes de los años 70, inspirados en la ferroviaria de alta montaña suiza, hacen las delicias de los más nostálgicos. «Es como viajar al pasado», cuenta un senderista y pasajero habitual. Sin embargo, los planes de Renfe pasan por reemplazar este material rodante por nuevos trenes, más confortables y accesibles para todo tipo de usuarios. Aunque muchos se resisten a este cambio, Madrid ya ha iniciado la transformación de otros transportes icónicos como este o el teleférico de Casa de Campo.

Por su parte, Adif aprovechaba este verano para remodelar parte de la línea C-9 zona verde, que recorre desde hace 100 años las estaciones de Cercedilla, Navacerrada y Cotos. De hecho, Adif tiene programado reabrir en un futuro próximo las antiguas estaciones de Camorritos y Siete Picos, que daba nombre en su día a una mítica montaña rusa del Parque de Atracciones. Entre la tecnología con la que cuentan estas instalaciones, destacan las quitanieves especiales para despejar las vías durante las borrascas o la capacidad de los propios trenes de esparcir tierra durante el trayecto.

El precio de cada billete ida y vuelta es de 17 euros, y aunque entre semana hay una oferta «dos más uno» para que algunos niños puedan viajar gratis, a la mayoría de viajeros les parece un precio «exageradamente alto» y que puede ir en detrimento de su potencial turístico. Porque lo cierto es que a pesar de su gran atractivo y las privilegiadas vistas que ofrece, es una de las atracciones turísticas más desconocidas de la región.

Ultimos meses del clasico 442 de Renfe en la línea de Cercanias Madrid Cotos-Cercedilla. David Jar
Ultimos meses del clasico 442 de Renfe en la línea de Cercanias Madrid Cotos-Cercedilla. David JarDavid JarFotógrafos

Al mismo tiempo, su aire nostálgico no solo se refleja en el diseño de los vagones, sino que esta línea es una de las últimas que conserva la figura del responsable de circulación, con su indumentaria y silbato originales. «Aunque poco a poco esta función está siendo ocupada por la tecnología, creo que siempre es necesaria una figura humana para garantizar la máxima seguridad», cuenta Juan Albanchez, responsable de circulación de Adif desde hace años.

Desde Renfe, aún no han confirmado los plazos en los que se reemplazarán estos míticos vagones, pero sí ha anunciado para este 31 de marzo el cierre del trayecto «El Tren de la Naturaleza», que comenzó el pasado 2 de diciembre. A falta de nieve, el trayecto sigue mereciendo la pena, ofreciendo un punto de vista excepcional de la sierra de Guadarrama y toda su vegetación.

El trayecto actual dura unos 40 minutos y atraviesa una distancia de 18 kilómetros en total. Hay disponibilidad desde la primera hora de la mañana, aunque resulta necesario reservar los billetes con unos días de antelación, especialmente si se trata del fin de semana. Además, cuenta con el obstáculo añadido de que las reservas no se pueden realizar por internet, solo en taquillas de Renfe.

Los asientos, acolchados y rojizos, trasladan a la filmografía ferroviaria de Wes Anderson, o «Polar Express» en el caso de los amantes de la animación. Estos vagones corresponden a la tercera generación de trenes de alta montaña de Madrid. Con ella se transformó el material móvil con nuevas cajas metálicas y distribución diferente en puertas y ventanas, los asientos fueron sustituidos por otros azules de gutapercha (en su momento, una goma sólida similar al caucho). También se cambió la tensión de la línea (de 1250 V a 1500 V) y se construyeron tres unidades nuevas de la Serie 442 para reforzar los servicios en la sierra madrileña. En 1982 desaparecieron definitivamente «los suizos» dando paso a la Serie 442. Aún se puede ver en la estación de Cercedilla uno de esos motores «suizos» en la sala de proyección.