Paseo por Madrid

Los próximos muertos

Ahora revisaremos la legislación (o no), como lo hicimos tras las muertes de Alcalá 20, Madrid Arena, la residencia de Aravaca o el restaurante que ardió por una cortina de adorno

Fútbol.- El Valencia se pone a disposición de las autoridades locales para luchar contra el incendio de Campanar
Fútbol.- El Valencia se pone a disposición de las autoridades locales para luchar contra el incendio de CampanarEuropa Press

Todos estamos aterrados, yo más, ante el suceso de Valencia que ha costado la vida a diez personas, incluido un niño de días. Hace muchos años presencié en directo en Barcelona el incendio, con muertos, de un edificio de más de diez plantas. Escuché los gritos de dos personas que desde uno de los pisos altos pedían auxilio desesperadamente a los bomberos.

Ayer, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dijo que pedirá al Gobierno de España que revise el código de la Edificación para evitar fuegos tan violentos como el que, además de matar a diez ciudadanos, ha destrozado la vida de casi 250 familias. Lejos lo fiais presidenta. Siempre llegamos tarde. El 7 de julio de 1992 murieron en Móstoles (Madrid) doce personas cuando tras incendiarse un colchón de espuma en una terraza, el fuego prendió en la fachada del edificio que estaba construida con fibra de poliéster. Las llamas se extendieron al igual que las de Valencia. Estamos siempre con lo mismo. Ahora revisaremos la legislación (o no), como lo hicimos tras las muertes de Alcalá 20, Madrid Arena, la residencia de Aravaca o el restaurante que ardió por una cortina de adorno que disparó las llamaradas. ¿No hay en esta ciudad, en esta comunidad, en este país alguna persona con un poco de sentido común que ponga coto a estas muertes inútiles? Los ciudadanos lo agradeceríamos.

Tanto los ayuntamientos como los gobiernos regionales ponen pegas estúpidas en pequeñas cosas para abrir un negocio. Sin embargo, se olvidan de revisar y son responsables de que luego haya puertas de socorro cerradas con candado o autorizar edificios con materiales que arden como una tea. Hoy lloran, mañana no inspeccionan. Pues nada, hasta los próximos muertos. ¡Qué pena!