Segunda oportunidad

El pueblo de la Comunidad de Madrid que reinserta al 90% de los menores

Brea de Tajo acoge uno de los seis centros de Reeducación de menores infractores de la Comunidad de Madrid y crea sinergias positivas con él

En un municipio de apenas 500 habitantes se encuentra uno de los seis centros de de Reinserción de Menores de la Comunidad de Madrid, el único fuera de Madrid capital. En esta infraestructura, alejada de grandes urbes, se esconde una pequeña sociedad de algo más de 130 internos, cuyo fin es la reeducación de estos menores con causas penales. A diferencia de las prisiones convencionales, estas instalaciones son mixtas, fomentando así una convivencia integral, ya que el fin de esta institución es la reinserción en la sociedad actual, por lo que se intenta recrear, en todo lo posible, situaciones cotidianas. Dentro de estos muros, estos jóvenes desarrollan varios talleres, como panadería, carpintería, jardinería, pintura o encuadernación. De hecho, algunos de los productos que fabrican son destinados al público infantil, como castillos de cartón, balancines de madera o sillas para niños. Estos artículos son vendidos en ferias o mercados de las localidades vecinas y los ingresos son destinados a incentivos para los propios internos, con el fin de que aprendan a gestionar sus primeros «salarios».

Desde la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación del Menor Infractor –la única a nivel regional en toda España– aseguran que no es fácil encontrar municipios que quieran acoger este tipo de centros. Sin embargo, su directora gerente, Pilar López, desmiente ciertos prejuicios: «Aunque haya cierto estigma, es una de las infraestructuras más seguras con las que una localidad puede contar. Además, con Brea de Tajo construimos muchas sinergias que favorecen a sus vecinos». Sin ir más lejos, el 80% de nuestros trabajadores son habitantes de esta zona, que no cuenta con otra gran industria profesional», por lo que supone un gran generador de empleo y riqueza.

Taller de carpintería
Taller de carpinteríapcalavia

Además de su labor en estos talleres, los menores también realizan actividades deportivas y culturales durante las tardes, algo que consideran «fundamental para su adecuado desarrollo en el centro y para su salud mental. De hecho, el tratamiento de trastornos es una de las áreas en las que más están trabajando y dónde más recursos han necesitado últimamente. Precisamente, muchos de ellos llegan con carencias importantes de hábitos saludables o higiene, así como dificultades en habilidades sociales o trabajo en grupo. Por ello, los profesionales de este tipo de instituciones se encargan de enseñarles desde cero en muchos casos. Ellos lo describen como «una increíble segunda oportunidad». Para ellos, la precocidad de estos infractores no es más que una gran ventaja a la hora de erradicar o corregir comportamientos y actitudes que puedan ser conflictivas y peligrosas.

En este edificio concentran el foco en construir un entorno en el que la violencia no tenga cabida. Muchos de estos chicos –desde 14 años de edad– proceden de entornos familiares desestructurados y marcados por la huella de la violencia, lo que hay que trabajar con ellos desde el primer minuto. En el pasado, muchos de ellos recurrieron al falso refugio de las bandas o grupos juveniles, por lo que en estos centros se les descubre lo que es «un auténtico entorno de seguridad y confianza». De la misma forma, resulta fundamental el trabajo paralelo con las familias, siempre que sea posible. «Algunas de ellas no son conscientes de los hábitos o compañías de sus hijos», asegura Pilar.

Los talleres no solo sirven para construir rutinas y mantener una ocupación diaria, sino también para que comiencen a plantearse una salida profesional, algo en lo que muchos de estos menores no habían pensado antes de llegar al centro. Además, también existe otro modelo en el que los internos tienen un régimen parcial, lo que les permite asistir a un colegio o instituto cercano durante las mañanas, para luego volver a dormir al centro. Todo esto les ayuda a construir un futuro, mientras van dejando el pasado atrás. Precisamente, para garantizar el éxito de este modelo, esta agencia también practica un plan de seguimiento con el que analizan la evolución de estos jóvenes una vez que abandonan el centro. Con estas practicas, la Comunidad de Madrid ha alcanzado un 90 % de reinserción entre los jóvenes infractores.

Con todo ello, aunque los internos no cuenten con dispositivos móviles ni acceso a Internet constante, Pilar asegura que «no se les priva» de ningún tipo de noticia del exterior, incluso tampoco cuando ha habido casos de terrorismo yihadista. «El conocimiento de lo que pasa en el exterior facilita su futuro reingreso en la sociedad, mientras que el aislamiento total es un obstáculo», asegura Pilar. De hecho, se les intenta facilitar un contacto con el exterior frecuente, a través del programa de llamadas y visitas. Además este tipo de centros cuentan con un sistema de privilegios a los cuales van accediendo según vaya evolucionando su comportamiento. Algunos de estos privilegios son disponer de televisión en su cuarto, más actividades de tiempo libre, así como el acceso a productos como gominolas o refrescos.