Gastronomía
¿Por qué es famoso el bocadillo de calamares en Madrid si no tiene puerto de mar?
La leyenda del "fast food" más castizo se remonta a la Cuaresma
Es imposible venir a Madrid y no rendirse al icono gastronómico por excelencia: el bocadillo de calamares. ¿Cómo es posible que en una ciudad sin puerto marítimo florezca esta delicia? La respuesta yace en su capacidad de ofrecer lo mejor de los mares, incluso sin tenerlos a su alcance. Se dice que en Madrid se puede saborear el mejor pescado, un atractivo que se entrelaza con la esencia madrileña.
La leyenda del bocadillo de calamares se remonta al siglo XVIII, en tiempos de Cuaresma, cuando la demanda de pescado en la capital se disparaba debido a la prohibición de consumir carne. Con ingenio, los madrileños comenzaron a importar pescado desde las costas del norte peninsular, allanando el camino para la llegada rápida de esta exquisitez marina.
Con el tiempo, el calamar rebozado se convirtió en un manjar accesible y popular, consolidándose como el "fast food" predilecto de la ciudad. Hoy en día, es casi un rito madrileño deleitarse con un bocadillo de calamares acompañado de una refrescante caña.
El antojo culinario se puede satisfacer en muchos sitios: desde la emblemática Cervecería Plaza Mayor, donde el pan estrecho se carga con calamares rebosantes, hasta El Brillante, un ícono en la Plaza Emperador Carlos V que se jacta de ofrecer "el mejor bocadillo de calamares de Madrid".
Para los amantes del ambiente tradicional, El Respiro, en la calle de las Infantas, ofrece una experiencia auténtica de bares de toda la vida, con su bocadillo de calamares como estrella. Mientras que el Bar Postas, cerca de la Plaza Mayor, deleita con calamares tiernos en un pan blanco generoso.
Sin embargo, para aquellos que buscan una interpretación innovadora, el restaurante Gaytán presenta una versión transgresora, donde los aros de calamar se desafían a sí mismos, asomándose audazmente desde el pan.
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