Los lunes al sol

La reconciliación de Ayuso y Monasterio avanza con la derogación de la Ley Trans

La toma en consideración de la derogación de la Ley Trans en la región ha suavizado las relaciones, al menos en lo que se refiere al enemigo a batir: la izquierda y sus políticas, contrarias a los principios de ambos partidos

«No cambio derechos por presupuestos». Fue la frase lapidaria de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, para evidenciar la ruptura con Vox después de que la formación liderada por Rocío Monasterio votara en contra de la aprobación de los presupuestos regionales. Tras el episodio, Monasterio quiso recomponer la relación apelando a que sus votantes no pueden soportar el continuo desprecio que, en su opinión, reciben del PP. Votaría a favor de las cuentas públicas en un Pleno fuera de plazo siempre y cuando los populares aceptaran algunas de sus propuestas. Y fue entonces cuando la presidenta lanzó un zasca que representó la quiebra total de las relaciones entre ambas formaciones en la Comunidad.

La toma en consideración de la derogación de la Ley Trans en la región ha suavizado las relaciones, al menos en lo que se refiere al enemigo a batir: la izquierda y sus políticas, contrarias a los principios de ambos partidos. La norma se aprobó durante el mandato de Cristina Cifuentes y Ayuso la ha mantenido durante la legislatura pese a que la de Abascal ha hecho de la supresión una de sus banderas.

Proposición de Vox

El día en el que se da luz verde a la Ley Trans del Gobierno de Pedro Sánchez, los grupos debían votar en la Asamblea de Madrid la proposición registrada por Vox para acabar con la regional, un golpe de efecto que mantuvo a los del PP contra las cuerdas. Votar «no» suponía dar carta de naturaleza a la de la ministra Irene Montero, y hacerlo a favor representaba una bofetada a un nicho de votantes por el que luchan ambos partidos. Finalmente, Ayuso adelantó que votarían favorablemente, permitiendo la tramitación de la derogación propuesta por Vox.

Un vodevil

Mientras el presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo, anunciaba que su grupo no participará en el vodevil de la moción de censura de Abascal con Tamames, en Vallecas, las lideresas convenían suprimir la Ley Trans regional. Eso, sí, los tiempos los marca el PP, con mayoría en la Mesa, y no se hará hasta la próxima legislatura, según avanzó la presidenta, constatando sus expectativas ganadoras en los comicios del 28-M.

La relación entre ambas formaciones se ha enquistado a cuenta de la moción para desalojar a Sánchez del Gobierno, una estrategia que el PP no comparte al entender que sus escasas posibilidades de prosperar sólo ayudan a reforzar al presidente. En este contexto, Ayuso y Monasterio han iniciado el deshielo a tres meses de la cita electoral. Conscientes de que el enfrentamiento puede dividir a sus electores, han avanzado en la cordialidad forzada por los intereses electorales tras un tenso final de legislatura. Monasterio había anunciado que no aprobaría ni una de las 11 iniciativas de los populares si no se aceptaba su propuesta de desbloquear la Ley Trans y Ayuso ha aceptado no sin antes advertir que «llega tarde».

¿Y en Cibeles?

En Cibeles, las relaciones entre el alcalde, José Luis Martínez-Almeida y el portavoz de Vox, Javier Ortega Smith, no corren la misma suerte. Desde que los de Abascal decidieron bloquear los presupuestos también en el Ayuntamiento de Madrid, los choques entre ambos han ido creciendo hasta la practica inexistencia de relaciones. Las políticas medioambientales y de restricción del tráfico en la ciudad no gustaron a la formación verde, que decidió vetar las cuentas municipales. El último desencuentro se ha producido tras el ofrecimiento de Ortega para gobernar en coalición con el PP, dando por sentado que Almeida no logrará los votos necesarios para hacerlo en solitario y que Ciudadanos está en caída libre.

Al alcalde de Madrid no le ha gustado la precipitación de la oferta, ya que entiende que su compromiso es con los madrileños y confía en tener el apoyo de éstos para hacerse con el bastón de mando sin necesidad de apoyos. Sus encuestas internas así se lo confirman aunque en su equipo rebajan las expectativas.