Gastronomía

Un rincón exclusivo en las alturas de Madrid

LA RAZÓN habla con el chef David Correa, quien dirige la cocina de La Braserí, en el hotel Montera Madrid Curio Collection By Hilton

David Correa, chef de La Braserí
David Correa, chef de La BraseríLa Razón

En la novena planta del reconocido hotel Montera Madrid Curio Collection By Hilton, la experiencia comienza con la imponente obra de 40 metros de altura del artista madrileño Miguel Caravaca, instalada en el ascensor principal. El lienzo, un tributo visual a Madrid, guía a los visitantes hacia el nuevo punto de encuentro de la capital: el exclusivo restaurante La Braserí. Ubicado en la misma planta, La Braserí es más que un restaurante; es un retrato del Madrid auténtico, combinando la esencia "cañí" con elegancia y lujo.

Dirigido por el chef David Correa Marín, natural de Gibraleón, ofrece una cocina madrileña con acentos internacionales, resaltando productos frescos y propuestas desenfadadas. Entre los platos destacados se encuentran el bocadillo de calamares "Montera Style", vieiras fritas con salmorejo asado y cecina de León, y el tartar de gamba roja con huevos de caserío y caviar. Gestionar dos restaurantes se convierte en un reto apasionante y divertido para el chef David Correa Marín. Él tiene su propia casa de comidas en Huelva, y sin abandonarlo, se abre camino en la capital. En este encuentro con David Correa, nos sumergimos en la experiencia de estar tanto en el hotel Montera Curio Collection By Hilton como en La Braserí, explorando las conexiones y similitudes que dan vida a estos dos establecimientos. "Es bonito y satisfactorio ver cómo crecen, cada uno por sí mismo", comparte el chef, a propósito de saber lo que es llevar dos restaurantes y destacando la dinámica única de cada lugar. La sinergia entre ellos se revela en la manera en que se nutren mutuamente: uno aporta productos y técnicas arraigadas en la trayectoria profesional de Correa Marín, mientras que el otro adapta la estructura madrileña a un rincón acogedor en un pueblo.

Gamba roja con hueco frito y caviar, en La Braserí
Gamba roja con hueco frito y caviar, en La Braserí La Razón

La Braserí, en la novena planta de la bulliciosa Gran Vía, se distingue por sus vistas inigualables y una decoración que marca la diferencia en la competencia. El chef destaca la propuesta castiza y reconocible, tanto a nivel local como internacional, como elemento distintivo. "La mezcla que tenemos es algo muy especial y hace que la experiencia del cliente sea brutal", enfatiza. Aprendizajes significativos surgen al trabajar en Montera, desde la exigencia constante hasta la importancia de transmitir lo mejor al equipo. Esta mentalidad se refleja en La Braserí, donde cada plato cuenta una historia única. El chef destaca con entusiasmo su versión del "Bocata de Calamares", una combinación de tradición y técnica que cautiva los paladares más exigentes. Cuando se trata de diseñar un menú para los comensales que desean explorar La Braserí, Correa Marín propone un viaje culinario. Desde entrantes individuales como el mencionado "Bocata de Calamares" hasta platos compartidos como torreznos finísimos, croquetas de pollo a la brasa y un suculento tartar de gamba roja. Los platos principales, como el rodaballo con beurre blanc o los canelones de pollo asado y trufa, culminan en un festín para los sentidos. El broche de oro lo pone la tarta de queso Idiazabal ahumado.

En La Braserí, cada plato es una obra maestra, y el chef invita a los comensales a unirse a esta experiencia gastronómica única, donde la tradición y la innovación convergen para crear momentos inolvidables en cada bocado. Y además, la experiencia no termina ahí; en la décima planta, El Cielo de Chicote invita a disfrutar de auténticos cócteles y bebidas internacionales, haciendo honor a la historia de Madrid y la movida madrileña. Un rincón exclusivo que eleva la experiencia a nuevas alturas.