Reliquia
La única farola de la República que sobrevive en Madrid
A un paso, curiosamente, del Palacio Real, es posible ver esta farola fernandina con la corona mural republicana
Una reliquia del pasado, político e institucional, en un lugar emblemático. Y es que la capital tiene una farola muy particular junto al Palacio Real. En pleno centro representativo del poder monárquico.
Es una de las poquísimas que se conservan de la Segunda República española, muchos apuntan que la única... o al menos la única que está plantada frente a la residencia de los reyes de España, en otros tiempos llamado también palacio presidencial. Algo, esto último más acorde con esta farola...
Lo curioso es que pasó desapercibida y sobrevivió al franquismo, a pesar de que durante esos cuarenta años se retiraron todos los símbolos que hacían referencia a la República.
No deja de ser extraño que nadie se diera cuenta, en plena Plaza de Oriente, de la presencia de esta farola almenada.
Un apunte curioso, antes de comentar asuntos más actuales, es que también sabemos que los reyes de Castilla, ya en el siglo XIII, usaban coronas murales, como demuestra por ejemplo, la que se encontró en la tumba de Sancho IV de Castilla.
La corona mural empezó a aparecer en los escudos de España, y también obviamente de Madrid, como consecuencia de la revolución conocida como la Gloriosa, allá por el 1868. Sustituye a la corona real, porque ese movimiento político conllevó la destitución de la reina Isabel II. Desde la aprobación de la Constitución Española de 1869 la corona mural se hace presente en moneda, timbres y todo aquello en lo que el Estado esté, como venimos diciendo, presente o viese la necesidad de aparecer representado.
Nada nuevo por otro lado, pues esto de cambiar los símbolos ha pasado siempre a lo largo de nuestra Historia y de todas las historias del mundo. De hecho, ahí está el dicho de que la Historia la escriben los vencedores. Y sin duda ha sucedido así desde la noche de los tiempos, de Asiria a Roma, de las guerras carlistas a nuestros días. Como no podía ser de otra forma, el rey Fernando VII se dedicó a quitar todas las referencias a la Constitución de 1812, la Pepa.
Las farolas fernandinas, que son las que se ven en la capital y en muchas otras ciudades de España, tanto en el suelo como en los muros de los edificios, se instalaron por primera vez en Madrid, pero posteriormente se extendió su colocación por todo el país, incluso en el reinado de Isabel II, recibiendo también el nombre de isabelinas.
Habitualmente en su base tienen la cifra del monarca (dos efes contrapuestas y un VII), además de una corona sobre dicho emblema. Bajo dicho escudo esta la fecha 1832, del nacimiento de la infanta Luisa Fernanda.
Al proclamarse la Segunda República muchos símbolos monárquicos fueron derribados. Eliminaron las borbónicas flores de lis y cambiaron la corona monárquica de los escudos oficiales por una corona cívica o almenada, mural en definitiva.
Hoy en día dichas farolas se fabrican y realizan en España, siendo fieles reproducciones de las originales, una manera de mantener la línea estética inaugurada hace casi ya 200 años.
Con todo no es esta solitaria farola lo único que queda a la vista de la Segunda República en las calles de Madrid. En la fachada del banco de España, en plena calle de Alcalá, todo el que pase por allí puede ver una curiosa imagen: un escudo de la Segunda República que sobrevivió al franquismo.
De nuevo, la corona almenada o mural, en piedra, deja constancia de quienes fueron los que levantaron esa decoración en un edificio que comenzó su construcción con la Monarquía. El paso del tiempo y la voluntad de algunos no han logrado ocultar el pasado, por más que se empeñaran, unos y otros, a ambos lados del espectro ideológico.
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