Cine
Mago de Oz, del technicolor al 3D
Sam Raimi rueda la precuela de la mítica película con un reparto poblado de estrellas: James Franco, Rachel Weisz, Mila Kunis y Michelle Williams, entre otros
Para lustrar un mito hasta que parezca nuevo sin perder su esencia, nada mejor que dejarlo en manos de quien ya lo ha hecho antes: Sam Raimi.
Por si todavía no se han percatado de que las vacaciones de Semana Santa le sorprenderán al doblar la próxima esquina, «Oz, un mundo de fantasía» es todo un aviso. Disney no falla en cada estación cuando las horas libres de los más pequeños son susceptibles de enterrarse en palomitas. Como viene siendo habitual en Hollywood, explotan la nostalgia colectiva por un gran clásico, esta vez «El mago de Oz». Para lustrar un mito hasta que parezca nuevo sin perder su esencia, nada mejor que dejarlo en manos de quien ya lo ha hecho antes: Sam Raimi, que volvió a disparar la fiebre por Spiderman con su trilogía. No en vano, hay que amortizar los 325 millones de dólares que ha costado la producción y la avalancha publicitaria.
Raimi es consciente de esta habilidad: «Me siento igual, pues hay generaciones enteras que saben quiénes son los personajes y conocen perfectamente la historia». Parece que la intromisión de Buenavista en el proyecto no ha sido excesiva, ya que, según comenta, solo fueron algunas sugerencias de nombres para el reparto y modificaciones del guión, pero le dejaron elegir el montaje final que se verá ahora en las salas de todo el mundo. Así que esta fue la fórmula que aplicó: «Mi primer trabajo consistió en contar la historia de este personaje, el Mago de Oz, como ser humano, y la segunda introducir al espectador en el fantástico mundo que crearon los cuentos», asegura. Aquellos que hayan revisado la mítica película protagonizada por Judy Garland recordarán que el mago relata a la pequeña Dorothy su llegada al mágico reino en un globo. Pues bien, Raimi retoma no solo esta aparición, sino algunas pinceladas de su vida previa como mago (impostor) en un circo del que tiene que acabar huyendo por su excesivo interés por las faldas (también la de las mujeres de compañeros de carpa). «Con James Franco rodé las tres películas de "Spiderman"–explica Raimi–. Tengo una relación muy cercana con él y una gran comunicación. Cuando le conocí era una persona egoísta que pretendía convertirse en un nuevo James Dean. En la segunda película ya me di cuenta de que había evolucionado y era una persona más abierta. Por eso creí que era la mejor elección para este papel, porque también el mago da ese paso en la ficción».
Profesor Franco
Cuando preguntamos al protagonista por esta característica que destaca el realizador, le hace más bien poca gracia y se revuelve el pelo, ahora rubio porque está en pleno rodaje de un filme sobre el asesino Christian Longo. Aun así, explica el actor: «Cuando era más joven, como le ocurre a tantos actores, uno quiere hacer una gran carrera y tener éxito pronto. Te focalizas demasiado en ti y no estás abierto a lo que ocurre alrededor y a colaborar con el proyecto. Cuando te vas haciendo mayor, te das cuenta de que cuanto más feliz seas, mejor te saldrán las actuaciones. Ahora me siento mejor cuanto menos pienso en mí, eso me hace ser más colaborador. Por eso ahora mi principal dedicación es la enseñanza».
Johnny Depp dijo no
Raimi asegura que su interpretación es un cruce entre Charlie Chaplin y Clark Gable, pero no son pocos los que observan tics de Johnny Depp, que fue la primera opción en el reparto, aunque el actor no aceptó.
El mundo de Oz es, obviamente, aún más protagonista en esta versión que el propio Franco. Para eso Raimi se ha apoyado con tino en el 3D: la exhuberante y mágica naturaleza del paisaje sorprende una y otra vez al espectador como si hubiera entrado a un parque de atracciones. Esto supuso cierto cambio en el estilo del realizador, mucho más habituado a montajes vertiginosos que a este ritmo y textura con aroma clásico: «He buscado la fórmula para darle un valor expresivo al 3D. Para empezar, frente a mi forma de filmar antes, tuve que rodar planos bastante largos para envolver a la audiencia y que entrara en este mundo». Y remata: «Fue como una partitura instrumental».
Para mantenerse fiel al espíritu de los libros de L. Frank Baum, que escribió 14 novelas sobre el universo de Oz entre 1900 y 1920, había que cuidar mucho el casting de las tres brujas, no todas malas: Theodora, Evanora y Glinda, que viven esperando al mago y acaban por darse cuenta de que no es lo que aguardaban. Raimi eligió a tres mujeres bellas y con carácter, ¿cómo se manejó en el rodaje con ellas? «Ha habido mujeres de carácter muy fuerte en mi vida: mi mujer, mi madre, mi hermana, e incluso mi hija va camino de ello», responde elegantemente el director.
Vayamos una a una: Mila Kunis es Theodora, la primera en toparse con el extraño invitado, con el que se ilusiona con que pueda ser el príncipe de sus sueños. «Para mí resultaba fundamental alguien que diera idea de inocencia», apunta Raimi. Pero su hermana Evanora (Rachel Weisz) juega sus armas de mujer astuta y acaba propiciando que se convierta en la bruja mala del cuento. «Ella disfruta verdaderamente siendo mala. Me pareció una precuela estupenda para Oz esta lucha de magos y brujas», asegura Weisz, que ha disfrutado siendo una malvada sin complejos.
Michelle Williams es buena por partida doble. En la primera parte del filme es la cándida Annie, que cae en las garras del mago, y en la segunda es Glinda, la bruja buena que le ayuda a superar su carencia de poderes: «Es gracias a Glinda que el mago consigue ser mejor persona y también consumar el amor que se frustra en la primera parte», adelanta el director.
El actor más activo de hollywood
Será difícil ver a James Franco en la cola del paro. Al actor se le acumula el trabajo como intérprete, aunque además no hace más que iniciar nuevas aventuras, ya sea como director o en otras diciplinas. Acaba de pasar por Berlín y Sundance con «Interior. Leather Bar», la cinta que codirigió, pero en la cartelera hacen cola para su estreno: «This Is the End», «Homefront», «Black Dog, Red Dog» y «Child of God», además del rodaje que tiene en marcha. Por si fuera poco, va a poner a la venta el libro «California Childhood»: «Es una colección de fotografías e imágenes de cuando era joven y otras más recientes. Se editan combinadas con relatos cortos de ficción, algunos basados en cosas que han sucedido», explica el actor. Con cierta incomodidad por la insistencia de que es uno de los hombres más ocupados de Hollywood, acaba por admitir: «Me encanta lo que hago. Me siento muy afortunado de cobrar por trabajar en lo que me gusta. No necesito vacaciones porque no son cosas horribles de las que tenga que reponerme. Claro que me hace falta absorber material para poder producir después, pero por eso leo, veo películas... Aunque lo cierto es que no necesito mucho tiempo libre. Esta es mi forma de vivir». También se toma en serio su faceta de docente en la Universidad de California y es habitual que le acompañen en las entrevistas algunos alumnos que no dejan de filmarle con una videocámara...
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