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10 claves: ¿Tanta cumbre para tan poco?

Performance organizada por Oxfam Intermon con cabezudos que representan a los líderes mundiales (de izda. a dcha.) Boris Johnson, Angela Merkel, Emmanuel Macrom, Justin Trudeau y Donald Trump, durante la jornada de este martes de la XXV Cumbre de la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas (COP25) que se celebra en Madrid bajo el lema "Tiempo de actuar".
Performance organizada por Oxfam Intermon con cabezudos que representan a los líderes mundiales (de izda. a dcha.) Boris Johnson, Angela Merkel, Emmanuel Macrom, Justin Trudeau y Donald Trump, durante la jornada de este martes de la XXV Cumbre de la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas (COP25) que se celebra en Madrid bajo el lema "Tiempo de actuar".Fernando VillarEFE

Llega a su fin la COP25 dos días después de lo establecido. Prórroga y penaltis para nada. Un acuerdo de mínimos, de ínfimos. Tanta expectación, ¿para qué? Ahora a esperar otro año, a otra reunión que ya se nos anuncia más importante. Entonces, ¿para qué celebrar una COP cada año si el 80% de estas reuniones no han servido para casi nada? Aquí siguen diez claves para la reflexión.

La organización

- España sabe organizar, y bien, este tipo de eventos. Aunque no nos tocaba, hemos dejado el listón bien alto.

La sociedad civil

- El papel de la sociedad civil en esta COP ha sido impecable. Organizaciones no gubernamentales, empresas y ciudadanos de base han demostrado su nivel de implicación con el problema que supone el calentamiento climático terrestre.

La educación

- Un diez a la propuesta de la ministra de Educación de integrar contenidos de cambio climático en el currículo de Educación Primaria, Secundaria y Bachillerato. Algunos colectivos, como el geográfico, estaremos ahí para colaborar en lo que se necesite para la implementación de esta propuesta.

La unión europea

- Excelente el papel jugado por la Unión Europea. De hecho, es lo único decente de los resultados de esta COP. Aunque, en realidad, se trata de acciones y de políticas propias de Europa que no necesitaban una Cumbre para anunciarlas ni aprobarlas. Bravo, Europa, que ha dado un ejemplo de preocupación y de actuación que no han querido seguir otros.

La ciencia

- La ciencia ha estado a la altura, como suele ocurrir desde que se publicó el primer informe del IPCC hace casi treinta años. Y parece que las COP se han convertido en el escenario principal de presentación de resultados científicos sobre el cambio climático. Está bien que así sea, pero la ciencia no requiere de grandes eventos para mostrar lo que resulta evidente.

Las expectativas

- Realmente, la COP25 comenzó con más expectativas que convicciones firmes sobre los acuerdos a alcanzar. Ahora sabemos que no iba a ser una reunión de las importantes. ¿Tanto esfuerzo para tan poco?

Reducción de emisiones

- No se ha avanzado en lo fundamental: en el mayor compromiso imprescindible de reducción de emisiones. En unos meses tendremos nuevos datos de acumulación de gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera y volverán a batir otro récord. Enhorabuena. Seguimos en la senda que nos conduce a los peores escenarios de calentamiento.

Falta de avances

- No se ha conseguido avanzar tampoco en los mercados de compraventa de emisiones, ni en la presentación de planes estatales de reducción de emisiones.

El no acuerdo de Madrid

- La COP25 en Madrid podría haberse convertido en la COP25 de Madrid, aprobando una resolución que no hubiera costado mucho. Todas las ciudades del mundo por encima de 50.000 habitantes deberían tener planes de adaptación al cambio climático en los próximos dos años. Éste hubiera sido el Acuerdo de Madrid, tan importante o más que el de París para la salvaguarda de la vida de las personas.

La utilidad de las COP

- Ante estos resultados y los alcanzados en muchas otras cumbres anteriores, ¿es necesario llevar a cabo reuniones de este tipo cada año? Porque los esfuerzos estériles, los resultados decepcionantes conducen a la melancolía de la sociedad, al cansancio, a la pérdida de creencia en este sistema creado para resolver el problema más importante de la Humanidad en la actualidad.

Se acabó. C’est fini. Goodbye. Despedimos esta función con indignación, lástima y poca esperanza en lo que pueda ocurrir ahora. Ocasión perdida. La sociedad y la ciencia, como suele ocurrir en tantos ámbitos, han demostrado, una vez más, ir por delante de la política.