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Medio Ambiente

“Debemos descarbonizar también nuestras vidas"

La responsable del IPCC apela a la necesidad de que las personas asuman el reto individual de combatir el cambio climático

Madrid, COP25. Thelm krug.@ Jesus G. Feria.09-12-2019.
Madrid, COP25. Thelm krug.@ Jesus G. Feria.09-12-2019.Jesus G. FeriaLa Razon

Desde 2015 Thelma Krug es una de las dos vicepresidentas del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, en sus siglas en inglés), el organismo de ONU creado en 1988 para aportar la información científica base del trabajo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Brasileña, doctora en Estadística Espacial, dirige el Departamento de Políticas para Combatir la Deforestación del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil, es investigadora principal del Instituto Nacional de Investigación Espacial del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicación y fue responsable de las estimaciones oficiales de la deforestación en la Amazonía utilizando datos de teledetección.

- La expresión “descarbonizar la economía” parece que interpela más bien a una parte de la sociedad, gobiernos, administraciones, empresas, que a las personas. ¿Se podría extender y hablar de “descarbonizar la vida”?

- Es una cuestión interesante, sí. En las primeras cumbres del clima no se hablaba mucho de incorporar a la sociedad civil, a las entidades privadas, las comunidades locales, los pueblos indígenas, etc. No se veían como una forma de mejorar y hacer las cosas más rápidas como con esta actual incorporación de todos. Por eso quizá hay esa idea de que todo recae en los gobiernos. Y es una precepción errada.

Se habla, efectivamente, de descarbonización relacionada con la economía; pero en el IPCC, cuando se hizo el informe en el que se planeaba limitar el calentamiento global a 1,5°, también se hablaba de cambiar los procesos en todas las áreas, de descarbonizarlo todo y de la necesidad de hacer transformaciones profundas. Y esto afecta particularmente a las personas. Si hay energía es porque la demandamos, luego eso significa que también las personas, individualmente, debemos descarbonizarnos. Son preocupaciones que normalmente no tenemos, aunque hemos de interiorizar que somos parte de esto.

-¿Qué le diría a las personas que no sienten que actuar en su vida diaria importa o sirve de algo, y delegan la acción climática en los gobiernos o las empresas?

-Yo siempre digo que no es una cosa simple. Hace falta una concienciación de la importancia que cada uno de nosotros tenemos y quizá estamos muy acomodados. Pero sí se puede tomar conciencia sobre cada acción que hacemos, cambiarla y que actuar de diferente manera llegue a ser espontáneo. Que no se necesite pensarlo. Y pongo el ejemplo de los ascensores, que es muy simple. Para subir a un piso, muchas veces la gente pregunta “¿por qué no usas el ascensor, en vez de subir las escaleras, si ya estaba ahí?”. Si contestas que tú siempre subes andando, la otra persona quizá piense si es realmente necesario llamar al ascensor. Y el mundo solo cambiará si hay una transformación universal. También en la forma como nos comportamos individualmente.

-Las generaciones de las que se hablaba cuando nació el concepto «desarrollo sostenible», en 1987 en el Informe Brutland, ya están aquí.

-Claro. Y se están frustrando mucho. Hay mucha gente joven haciendo esfuerzos y haciendo cosas distintas a las que serían normales a su edad para dedicarse a la causa. Están haciendo mucho por ser los portavoces de la Ciencia. Y los gobiernos no responden de forma en que se vea que lo estamos intentando. El temor que yo tengo es la frustración de estos jóvenes. Tenemos la conciencia de que necesitamos responder rápido porque, de otro modo, habrá implicaciones muy grandes para las futuras generaciones.