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Coronavirus

España prohíbe el uso de la bicicleta y las grandes ciudades del mundo lo fomentan

Milán, Nueva York, Londres, Berlín, París y Ámsterdam facilitan el uso de la bici compartida durante la pandemia

Estación de del servicio de Bicimad del Ayuntamiento de Madrid
Estación de del servicio de Bicimad del Ayuntamiento de MadridlarazonAyto. Madrid

La epidemia del Covid-19 ha transformado nuestras vidas, nos ha obligado a permanecer confinados en casa y en las escasas ocasiones en las que podemos salir a la calle, nuestras formas de transporte se han visto necesariamente modificadas. Las respuestas de las autoridades a esos cambios de hábitos en la movilidad han sido dispares en todo el mundo. La forma de enfrentarse al virus también ha sido desigual en este ámbito.

Mientras en Wuhan, epicentro de la pandemia mundial y primera ciudad en la que se decretó el aislamiento total de la población, las autoridades promovieron el uso de la bicicleta y prohibieron el resto de medios de transporte, en ciudades como Madrid, Barcelona o Zaragoza, por ejemplo, se prohibió el uso de los servicios de bicicleta compartida como medida para evitar el contagio entre usuarios.

En Wuhan, un servicio diario de desinfección se encarga de mantener perfectamente limpias tanto las bicicletas como los puntos de recogida y depósito. El aumento del uso de este medio de transporte durante el confinamiento ha sido considerable. Entre el 22 y el 24 de enero, cuando se cerró por primera vez el transporte público en Wuhan, los viajes en bici de más de tres kilómetros se triplicaron en la ciudad, según datos de Hellobike, una de las principales empresas de bicicletas compartidas que opera en China. Esta tendencia se ha extendido al resto del país.

Meituan, una empresa que sirve comida a domicilio y posee el servicio de bicicletas compartidas Mobike, sostiene que los viajes de más de tres kilómetros en China se duplicaron respecto al mes anterior cuando comenzó el confinamiento. Estos datos los corrobora Hellobike, mientras que Qingju Bike va más allá y habla de un incremento de un 150% de los desplazamientos en bicicleta en todo el país desde principios de febrero.

En España se está recorriendo el camino inverso, pese a que el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declaraba el estado de alarma, recoge en su artículo 7 que “se permitirá la circulación de vehículos particulares por las vías de uso público” para la realización de las actividades consideradas esenciales. Entre esos vehículos particulares está incluida la bicicleta como medio de transporte permitido para desplazarse al centro de trabajo y a comprar alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad. Todo lo contrario de lo que sucede con su uso recreativo, que está prohibido y cualquier accidente deportivo ha pasado a ser considerado una negligencia.

A diferencia de lo sucedido en Wuhan, en Madrid, Barcelona y Zaragoza, por ejemplo, los servicios de bicicleta compartida BiciMAD (2.028 bicicletas y 165 estaciones), Bicing (6.300 bicis y 424 estaciones) y Bizi (1.300 bicicletas y 130 estaciones) quedaron suspendidos. En Madrid, el Ayuntamiento suspendió la actividad de BiciMAD “en coherencia con las recomendaciones de las autoridades sanitarias con motivo de la evolución del coronavirus”, según se recoge en su web, un mensaje similar al que se puede leer en la página de Bicing. El Ayuntamiento de Zaragoza decidió la suspensión de Bizi por la imposibilidad de garantizar una correcta desinfección de sus bicicletas y puntos de recogida. También por el descenso del uso de este servicio.

En Milán, una de las ciudades que está siendo golpeada de forma más dura por el coronavirus, continúa funcionando bikeMi, el servicio de bicicleta compartida, que cuenta con casi 5.000 bicis y más de 300 estaciones, y en Nueva York, otra ciudad muy afectada por la pandemia, su alcalde, Bill Di Blasio, pidió a la población que fuera “en bicicleta o andando al trabajo, a ser posible”. Citi Bike, el servicio de bicicletas compartidas de la ciudad, que cuenta con 13.000 bicis y 850 estaciones, llegó a un acuerdo con Di Blasio y con el Departamento de Transportes (NY DOT) para ofrecer 30 días de uso gratuito para la policía de Nueva York (NYPD), departamento de bomberos (FDNY) y los servicios de emergencias (EMS).

Durante la epidemia también se está permitiendo el uso de bicicletas eléctricas con acelerador para efectuar los repartos de comida a domicilio, que habitualmente estás prohibidas, y el gobernador Andrew Cuomo estableció que las tiendas y talleres de bicis pudieran abrir para favorecer el trabajo de los casi 40.000 ‘riders’ que efectúan repartos en la ciudad. Citi Bike implantó un protocolo de prevención y un equipo se encarga de forma diaria de desinfectar tanto las bicicletas como los camiones en los que son trasladadas a las estaciones.

Según ‘The New York Times’, desde que se pusieron en marcha las medidas de distanciamiento social, el uso del servicio de bicicletas compartidas ha aumentado un 67% en Nueva York y hay un 50% más de ciclistas que cruzan diariamente los puentes que conectan con Manhattan.

En el Reino Unido, el primer ministro, Boris Johnson, incluyó entre los supuestos permitidos para salir de casa “una forma de ejercicio al día, por ejemplo, correr, caminar o andar en bicicleta”. “Montar en bicicleta es la actividad perfecta para estos días. Le avala un historial excelente de prevención de enfermedades físicas y mentales. Es uno de los medios de transporte más seguros cuando los vehículos motorizados quedan fuera de la ecuación, como en este caso. Y te mantiene automáticamente a la distancia recomendada por los virólogos” aseguró Jill Warren, copresidenta de la Federación Europea de Ciclistas (ECF).

En la misma línea se pronunciaron, antes de que se decretaran las medidas de confinamiento, organizaciones de ciclismo, usuarios e incluso académicos. “El ciclismo es una parte importante de la capacidad de recuperación del Reino Unido contra el coronavirus”, declaró a ‘Forbes’ el director ejecutivo de Bicycle Association, Steve Garidis. “Permite viajar sin utilizar el transporte público y en un relativo aislamiento. También permite a las personas seguir haciendo ejercicio sin usar gimnasios o ir a clases ".

Dieciséis académicos de salud pública y transporte pidieron al gobierno británico que permitiera “caminar y andar en bicicleta de manera segura durante la epidemia de Covid-19″. “Caminar y andar en bicicleta, particularmente en espacios verdes, es bueno para la salud mental y física”, escribieron los expertos, entre los que se encontraba el insigne epidemiólogo Sir Andrew Haines.

Desde que se decretaron las medidas de confinamiento, la empresa de bicicletas compartidas Santander Cycles (11.500 bicis y 750 estaciones) da acceso gratuito en Londres las 24 horas del día a los trabajadores del Servicio Nacional de Salud (NHS), una iniciativa a la que se sumó Buzzbike. Por su parte, Fully Charged, un minorista independiente de bicicletas eléctricas con sede en London Bridge, ofrece bicicletas eléctricas al personal del NHS en un préstamo de tres meses sin cargo para que los trabajadores puedan ir y volver del trabajo de manera segura. En Reino Unido, las tiendas de bicicletas permanecen abiertas.

En Alemania, el ministro federal de salud, Jens Spahn, recomendó que las personas caminaran o fueran en bicicleta al trabajo en lugar de usar el transporte público, una medida que recibió el apoyo público de la industria de bicicletas del país. En una declaración conjunta, Zweirad-Industrie-Verband (ZIV) y la cooperativa de distribuidores Zweirad-Einkaufs-Genossenschaft eG (ZEG) se mostraron convencidos de que “millones de personas seguirán los consejos del ministro de salud Spahn y usarán sus bicicletas en lugar de autobuses y trenes las próximas semanas. La bicicleta será la forma más importante de transporte junto al automóvil en las próximas semanas, ya que es a prueba de infecciones y puede ser utilizada por todos".

En Berlín, donde las tiendas de bicis permanecen abiertas al ser consideradas servicios esenciales, las empresas de bicicletas compartidas, como Berlin and Bike (2.000 bicis y 150 estaciones) o Nextbike (5.000 bicis y 100 estaciones), continúan trabajando con normalidad. Esta última, que opera en 25 países y también funciona en Londres durante la epidemia, ofrece sus bicicletas de forma gratuita a los trabajadores del NHS en la ciudad escocesa de Glasgow.

En París, la empresa Velib’ (15.000 bicis y 1.377 estaciones) ofrece de forma gratuita los trayectos inferiores a una hora en sus bicicletas compartidas a los profesionales de la salud, empresas y negocios esenciales que continúan con su actividad. Desde que comenzó el confinamiento, los viajes diarios en las bicis de Velib’ han disminuido de 85.000 a 15.000. Sin embargo, en las estaciones ubicadas cerca de los centros hospitalarios ha aumentado la actividad y suponen ahora el 20% de los viajes diarios.

En un país con una tradición tan grande de moverse en bicicleta como es Holanda, los desplazamientos en bici han crecido durante la epidemia y han bajado en transporte público y privado, de acuerdo con los datos de Goudappel Coffeng y DAT.Mobility. En Ámsterdam, las tiendas de bicicletas son consideradas un servicio esencial y permanecen abiertas.

Estos cambios en la movilidad, provocados por el confinamiento y las restricciones en los desplazamientos, están teniendo un reflejo inmediato en el medioambiente. Unos días sin apenas tráfico han sido suficientes para mejorar de forma significativa la calidad del aire en las ciudades.

Los datos ofrecidos por la Agencia Europea del Medioambiente (EEA) reflejan que, en la semana del 16 al 22 de marzo, los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno disminuyeron en Madrid un 56% respecto a la semana anterior y si se compara con la misma semana de 2019, la caída fue del 41%. En Barcelona, los niveles bajaron un 40% respecto a la semana anterior y un 55% en comparación con la misma semana del año pasado. Unos niveles muy similares a los que se mueve Lisboa, donde la bajada fue del 40% comparados con la semana precedente y un 51% respecto a 2019.

Si miramos hacia Italia y también tomamos como referencia la semana entre el 16 y el 22 de marzo, la EEA señala que los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno disminuyeron, en comparación con el mismo periodo de tiempo del año anterior, un 21% en Milán y un 47% en Bérgamo.