Medio Ambiente

H2O Lunar

Ramón Tamames
Ramón TamamesGonzalo PerezLa Razón

Parece como si nos acabáramos de enterar, podría decirse, con gran alegría colectiva, de que «en la Luna también llueve», una noticia que ha calado a fondo en la opinión pública, interpretándose casi como un hecho meteorológico extraterrestre.

No llueve en Selene, evocando el nombre griego de nuestro único satélite natural. Pero esa agua no es consiguiente a precipitaciones recientes: está en lo profundo de los cráteres que crearon los impactos de asteroides, con un agua por debajo del punto de congelación, en cantidades importantes.

Esa noticia de los círculos astronómicos entra en la pugna manifiesta por el dominio espacial. El Programa Apolo, de los años 60 y 70, permitió que doce astronautas norteamericanos visitaran la Luna, para luego interrumpirse esa conexión extraterrestre, cuya importancia supo apreciar en su momento el congresista ultraconservador Newton Gingrich, al proponer que EE.UU. declarara a Selene como 51 Estado de la Unión norteamericana.

Ahora renace el interés de EE UU. por la Luna. Sencillamente, porque China tiene anunciado, y en curso de conseguirlo, la instalación dentro de poco tiempo, tal vez en 2021, de una base lunar habitada como plataforma permanente de toda clase de proyectos espaciales, e incluso de economía verde.

Julio Verne, antes que Neil Armstrong, «estuvo en la Luna». Y ahora el presidente que salga elegido el próximo martes 3 de noviembre en los Estados Unidos tendrá que dedicar nueva atención a la Luna. Los chinos ya tienen claro que el helio-3, existente en la Luna en abundancia, es un combustible nuclear de gran eficiencia y sin secuelas de emisiones de gases de efecto invernadero. La pugna irá ganando en intensidad. Lógicamente, se plantea el problema fundamental de si el gran satélite de nuestro planeta puede dividirse según codicias de las grandes potencias. Una cuestión tan importante ya como si el Ártico cabe compartimentarlo por la fusión de sus hielos, o si la Antártida cabe repartirla previendo el deterioro de su estructura glaciar.