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Día Internacional de
la Tierra

Cada año, el 22 de abril, celebramos el Día Internacional de la Tierra, una fecha para recordar que debemos tomar conciencia de cuidar nuestro planeta todos los días del año.

Instaurado por las Naciones Unidas hace más de 50 años, el Día de la Tierra conmemora cada año el privilegio que tenemos de habitar un planeta como el nuestro y, por lo tanto, de resaltar nuestro deber a la hora de proteger la biodiversidad y los ecosistemas naturales  que la componen.

El cambio climático es uno de los retos más importantes a los que nos enfrentamos a nivel mundial. La emergencia climática es tal que, si no ponemos solución ahora, las consecuencias que nos esperan se plantean realmente graves.

Según la Agencia Europea del Medioambiente, España es el país de la Unión Europea más vulnerable al cambio climático, y con mayor estrés hídrico, lo que tiene como consecuencias fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes e intensos. Es el caso de la DANA en 2019 en Alicante; del temporal Gloria en Cataluña en 2020 o de la borrasca Filomena en Madrid a principios de este año.

Con la previsión de crecimiento demográfico que se espera para las próximas décadas, la situación es aún más compleja. De acuerdo con lo expuesto por Naciones Unidas, en 2050 seremos cerca de 10.000 millones de personas en la Tierra: esto hará que necesitemos más cantidad de agua para satisfacer las necesidades humanas, así como las industriales y las agrícolas.

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De esos 10.000 millones de personas, más del 40% vivirá en áreas con un estrés hídrico severo y un 20% vivirá en riesgo constante de sufrir inundaciones

Además, no se trata de un tema que únicamente nos afecte a los seres humanos, sino que el cambio climático también tiene una incidencia directa en la pérdida de la biodiversidad. Un millón de especies animales y plantas ya se encuentran actualmente en peligro de extinción y nuestros océanos y bosques cada vez sufren más los estragos del calentamiento global. Esto último, y como en un círculo infinito, agrava además la situación, ya que la biodiversidad juega un papel determinante para la absorción de las emisiones de carbono, principal factor de cambio climático.

Y, por último, y como destaca Naciones Unidas, los ecosistemas sanos ayudan a protegernos de las enfermedades porque la diversidad de especies hace más difícil la propagación de patógenos y, por tanto, evitaría situaciones de emergencia sanitaria global como la actual.

Por todo lo anterior, es importante que empecemos a tomar conciencia de que tenemos que cuidar mejor el planeta que habitamos. Nuestra calidad de vida, nuestro desarrollo socioeconómico y el futuro de la Tierra dependen de que tomemos medidas en materia de responsabilidad medioambiental y trabajemos en proyectos sostenibles que preserven el medio natural y creen ciudades más resilientes y eficientes.

la preservación de la naturaleza

Por esto, el grupo SUEZ muestra su compromiso con la preservación de los elementos esenciales del medioambiente, garantes de un planeta saludable: el agua, la tierra y el aire. Con este fin, SUEZ ofrece soluciones innovadoras a las administraciones, las industrias y la ciudadanía, en línea con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.

La innovación y la digitalización son los dos pilares fundamentales en los que se asienta SUEZ para contribuir al desarrollo sostenible y a la conservación de los recursos naturales. Entre las tareas con ese fin, además de una gestión sostenible y responsable del agua, se encuentran soluciones de reciclaje y valorización de los residuosgeneración de energía verde o iniciativas que contribuyan a mejorar la calidad del aire.

SUEZ apuesta por un modelo circular de la economía, que, a diferencia del modelo tradicional lineal, evita que la vida de un recurso acabe tras utilizarlo, sino que lo convierte en un nuevo recurso. 

Uno de los proyectos pioneros del grupo en este sentido es la transformación de las plantas de tratamiento de agua en biofactorías. Este modelo permite reutilizar el agua con nuevos usos, como fines agrícolas, industriales o el riego de zonas municipales, revalorizar los residuos y lograr la autosuficiencia energética, teniendo al cero impacto ambiental.

Ejemplo de esto es la biofactoría Sur de Granada, gestionada por Emasagra, empresa de abastecimiento y saneamiento en Granada, en la que se ha conseguido que toda el agua depurada se reutilice en el riego de cultivos leñosos. También, los lodos, arenas y grasas empleadas se valorizan como abono en agricultura y jardinería. Y, por último, en algunos meses del año, esta biofactoría consigue ser energéticamente autosuficiente. Por todo esto, su modelo de gestión ha obtenido el reconocimiento de buena práctica por la publicación European Circular Economy Stakeholder Platform.

La biofactoría Sur de Granada, gestionada por Emasagra.

Por otro lado, el proyecto CIGAT Biofactoría en Galicia es el resultado de la colaboración público-privada entre Cetaqua (el centro tecnológico del agua del grupo), la empresa Viaqua (SUEZ) y la Axencia Galega de Innovación de la Xunta de Galicia. Esta iniciativa transforma las corrientes residuales obteniendo productos de alto valor añadido, como los siguientes:

  • La producción de ácidos grasos volátiles (AGV), a partir de fangos producidos en la depuradora del Concello de Ourense y de efluentes líquidos de la industria Conservas Dardo, que sirven como materia para el ámbito industrial. Basados en el carbono, estos compuestos son una alternativa sostenible a los productos derivados del petróleo que se utilizan actualmente.
  • La recuperación de polifenoles, compuestos de origen natural con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antimicrobianas y antivirales, lo que los convierte en productos con alta demanda para sectores como el farmacéutico, el cosmético o el alimentario. Un piloto está actualmente en marcha en la bodega de Martín Codax.
Depuradora de Ourense, donde se está desarrollando el piloto de CIGAT Biofactoría, gestionada por Viaqua.

SUEZ, además, está inmersa en diferentes acciones de reducción de la huella de carbono, a través de soluciones de eficiencia energética, de energía verde y renovable, la disminución del riesgo de vertidos en el medio natural y el fomento de la movilidad sostenible.

En 2020, SUEZ España logró cubrir el 99,4% de su capacidad de compra con energía eléctrica verde, equivalente al consumo anual de cerca de 84.000 hogares. Gracias a sus acciones de compra de energía verde, producción de energía propia y recuperación de energía en la desalinización, la compañía redujo sus emisiones potenciales de 283.652 toneladas de CO2 equivalentes, pasando de 962.394 a 678.742 actuales.

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Además, también queda patente la apuesta de SUEZ España por la preservación de espacios naturales, como muestra el proyecto “De plantas de tratamiento de agua hacia reservas de biodiversidad”, implementado en la potabilizadora de Sant Joan Despí, que recibió el Premio Europeo de Medioambiente a la Empresa organizado por la Comisión Europea, en la categoría de Empresa y Biodiversidad. En la planta, gestionada por Aigües de Barcelona, se han creado una reserva de mariposas y de 42 especies florales, además de la instalación de hoteles de insectoscajas-nido para rapaces nocturnas, murciélagos y aves, así como refugios para erizos y anfibios.

Potabilizadora de Sant Joan Despí gestionada por Aigües de Barcelona.

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