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Medio Ambiente

Bolonia

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

En Bolonia, la capital de una de las mayores y más ricas regiones italianas, Emilia Romana, he estado cuatro o cinco veces que recuerde; si bien la última, el fin de semana pasado, ha sido la más señalada, por haber vivido dentro del «Real Colegio Mayor de San Clemente de los Españoles». Una institución que fue creada por el obispo Gil de Albornoz, según disposición del 29 de septiembre de 1364, y que recibió a los primeros colegiales en 1369, antes de crearse la Universidad Universidad de Salamanca, en 1401.

Son muchos los colegiales españoles célebres, los «bolonios», entre los cuales destacan el mismísimo Nebri ja, que escribió su« Gramática castellana» (1492). E igualmente pasaron por allí el dramaturgo Fernando de Moratín, el Conde de Romanones, Benito Pérez Galdós. Y antes que todos ellos, el propio Miguel de Cervantes, como se anotó en «La Señora Cornelia». Quizá el visitante de mayor rango fue Carlos V, que estuvo en la ciudad para coronarse finalmente como cabeza del Sacro Imperio Romano Germánico, el 24 de febrero de 1430. Necesitaría muchas páginas para expresar ideas y sentimiento sobre una institución española de siete siglos nada menos, la única de carácter educativo de tanta tradición, donde muchos juristas, filósofos, y humanistas de todas clases, prepararon sus tesis doctorales. Ahora, el Colegio de Bolonia da hospitalidad a una treintena de jóvenes, de los cuales diez ya son mujeres, tras su entrada igualitaria.

Pasé tres días en el Colegio, conversando con profesores y alumnos sobre muchas cuestiones históricas, con un estupendo debate que presidió y moderó el Rector, el Prof. Juan José Gutiérrez Alonso. Inolvidables recuerdos de una institución única, que debe perdurar en su labor secular y en su alto nivel de calidad humana, representativa de España. Un Colegio español que incluso resistió los embates de un Napoleón depredador durante su legendaria incursión en el Norte de Italia, en 1805.

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