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El Comedero

Algas, un superalimento con poder ambiental

Plato de Algas
Plato de AlgasCipriano PastranoLa Razón

La salgas han ganado popularidad y su cultivo ha aumentado en los últimos tanto por sus propiedades beneficiosas para la salud como por sus múltiples usos, que incluyen la producción de materiales plásticos sostenibles y de energía. Capaces de capturar grandes cantidades de di óxido de carbono, generan oxígeno al igual que el resto de las plantas y algunas de ellas se consideran todo un «superalimento».

Por ello no es de extrañar que un reciente informe sobre la «economía azul» publicado por la Comisión Europea haya destacado el potencial de crecimiento del cultivo de algas marinas en la UE, con países como Francia, España y Portugal como grandes productores.

Las algas, de acuerdo con el estudio, pueden convertirse en una fuente alternativa de proteínas y contribuir de este modo a la transición hacia un sistema alimentario sostenible a nivel local y mundial. Ricas en nutrientes y minerales como yodo, magnesio o calcio, pueden tener también destacadas aplicaciones en la agricultura, al contribuir a eliminar el exceso de carbono, nitrógeno y fósforo de las aguas residuales.

Existen además proyectos como Microclimatt, dirigidos al empleo de microalgas como bioestimulantes capaces de ayudar a desarrollar una agricultura productiva, eficiente y sostenible. Los datos de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) apuntan que la UE llegó a producir más de 260 millones de toneladas de macroalgas, cinco toneladas de microalgas y 350 toneladas de espirulina en 2019. Añade la Comisión Europea que el número de empresas dedicadas a la acuacultura en la UE ha crecido un 150% en la última década. Aunque su tamaño todavía resulta modesto en el continente, ya que representa menos del 1% de la producción mundial, el sector presenta un indudable potencial de innovación y crecimiento. Y España tiene también una indudable posición estratégica para aprovecharlo.