Lucha por el poder

Recientemente, en una prestigiosa fundación cultural española, se planteó el debate sobre las grandes potencias como protagonistas de la situación extraordinariamente compleja del mundo actual. En la cual, a los problemas de los distintos posicionamientos políticos se agregaron los todavía graves desajustes económicos de la Gran Recesión, de la pandemia, y, últimamente, de las grandes turbulencias de la guerra que se libra en Ucrania.

La ponencia principal de ese debate, planteó una serie de posibles derivaciones. Presentándose la más esperable –según los ponentes aludidos– en forma de gran avance de China; con su enorme potencial económico, que ha superado todo lo imaginable, actualmente recuperando fuelle el desarrollo de la «Moderna Ruta de la Seda», en torno a todo el orbe.

Sin embargo, tampoco China lo tiene todo tan claro, porque EEUU mantiene su propósito de seguir como gran hegemón, con sus dos principales instrumentos en la OTAN y en el Dólar, a fin de mantener su larga supremacía. Sin que Europa, a pesar de su pretendida resurrección militar conjunta tenga verdadera estrategia propia: continúa como protectorado USA, en tanto que Rusia se ve alineada a China.

Al final de todo, se trata de una cuestión de resistencia: la guerra se puede alargar si Rusia tiene el respaldo de Pekín en su larga frontera asiática. Y en ese alargamiento, pueden surgir circunstancias, actualmente no tan previsibles, para que China de su do de pecho por Taiwán, en analogía a lo que ha sido y es Ucrania para Rusia.

Desde luego aún habrá muchos momentos de incertidumbre en un lado y otro de la gran divisoria ya establecida entre Chin-Rusia y USA-Eur.