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El comedero
Más alimentos con menos emisiones
El informe de «Perspectivas Agrícolas 2022-2031», elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la OCDE, pinta un escenario muy sombrío para los próximos años, y no solo por la guerra de Ucrania. Los problemas en el suministro y el comercio derivados también de la pandemia, las condiciones meteorológicas que imperan en los principales países productores y el incremento de los costes de producción y transporte añaden los ingredientes a un cóctel perfecto para que el objetivo de eliminar el hambre en 2030 se antoje inalcanzable. Hambre que no solo castigará a los países más pobres, sino que en versiones mucho menos visibles y más cercanas también afectará a miles de familias que viven más cerca de lo que podemos pensar.
El caso es que, con una población mundial( además) en aumento, para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2( ODS 2) de« Hambre Cero» será necesario incrementar la productividad agrícola y ganadera promedio un 28% en la próxima década, eso sí, con el debido control de las emisiones. De hecho, el informe prevé un aumento directo de las emisiones directas de gases de efecto invernadero en la agricultura del 6%, de las cuales un 90% corresponderían a la ganadería. Conciliar ambos objetivos pasaría por adoptar a gran escala procesos y tecnologías de producción «climáticamente inteligentes», especialmente en el sector ganadero. Eso en diez años y con una economía ya en crisis.
Conscientes de la dificultad de la misión, se ponen sobre la mesa otras soluciones que tampoco parecen fáciles de materializar, como aplicar medidas «más estrictas» contra el desperdicio de alimento sol imitar el exceso de ingesta de calorías y proteínas en los países con mayores ingresos. Un mensaje que, nuevamente, pone al sector cárnico en la diana.
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