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Medio Ambiente
Neumáticos concebidos para ser menos residuo
A propósito de la Semana Europea de la Reducción de Residuos que acaba de tener lugar, merece la pena dedicar atención a un grupo que forma parte de la enorme variedad de ellos que hay: los neumáticos. Los fuera de uso, por supuesto. Es decir, los que se dejan en el taller cuando los propietarios de cualquier tipo de vehículos a motor los cambian por otros nuevos y que pasan a la cadena de reciclaje para recuperar los materiales que los componen, de manera que estos vuelvan a ser útiles en forma de nuevas materias primas.
Para reducir la cantidad de neumáticos que pasan a ser residuos hay dos colectivos que tienen un papel importante. Los fabricantes y los propietarios de vehículos a motor, especialmente los coches que son los más numerosos. Entre unos y otros pueden hacer que su vida útil sea más larga, tarden más tiempo ser un residuo y sea realidad el principio de que el mejor residuo es el que no se genera.
En esa dirección se enfoca el IV Plan Empresarial de Prevención de Neumáticos fuera de uso, 2022-2025, (IV PEP) elaborado por SIGNUS, entidad que se ocupa de la gestión de neumáticos fuera de uso en España, y en el que se definen las áreas y medidas a aplicar en la prevención de estos productos.
Un documento técnico, pero también muy divulgativo para que los ajenos al sector conozcan muchas pistas interesantes sobre cómo se hace para que un neumático, -del que el común de los mortales, en general, sabemos poco-, sea “menos” residuo al final de su vida útil, para utilizar la menor cantidad posible de materias primas en su fabricación y para que estas puedan ser recuperadas y reutilizadas una vez que el neumático del que forman parte es sustituido por uno nuevo. Es, en definitiva, de lo que va la economía circular.
Como en la mayoría de los productos, todo empieza con el diseño, concretamente el ecodiseño. Que es el eje fundamental en el que los fabricantes de neumáticos se basan para alcanzar esos dos objetivos.
La normativa marca el camino
Tanto la normativa europea como la española, en las que se enmarca este plan de prevención, otorgan al ecodiseño un papel primordial. La Directiva Europea de 2018 sobre residuos, primero, y el Plan de Acción de Economía Circular para una Europa más limpia y competitiva, aprobado en 2020, lo identifican así. Y está en debate en las instituciones europeas el Reglamento sobre diseño de productos sostenibles, que tiene el objetivo de que los productos que se comercialicen en la UE sean más duraderos, reparables, reutilizables y eficientes en energía y recursos. Todo ello será beneficioso para los consumidores, el medio ambiente y el clima.
En cuanto a la normativa nacional, tanto la Estrategia Española de Economía Circular, España Circular 2030, definida en línea con el Pacto Verde y con los objetivos del plan de acción europeo, además de con la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, como la Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular, de este mismo año, persiguen el mismo objetivo: reducción de los residuos. En porcentajes, los objetivos concretos son entre 13% y 15% en 2025 y 2030, respectivamente, respecto a los generados en 2020.
En esta norma la prevención es la prioridad, por ello promueve la implantación de medidas de a llevar a cabo en las diferentes fases del ciclo de vida de los productos: prevención, diseño, producción y distribución, consumo y uso. Todas ellas se tienen un papel asignado en el IV PEP desarrollado por SIGNUS.
Seguridad, prestaciones y medio ambiente
En el caso de los neumáticos, las variables que hay que tener en cuenta en su concepción son la seguridad, las prestaciones y el medio ambiente. Por tanto, su diseño está condicionado por ellas. Teniendo en cuenta que la seguridad no puede resultar comprometida en absoluto, es lo que determina las demás medidas a tomar y que tienen tres objetivos: alargar su vida útil, facilitar la reutilización y facilitar el reciclado y otras formas de valorización. A las que la propia industria incorpora otra área de prevención adicional que permita avanzar para incorporar materiales reciclados en los neumáticos nuevos y en reducir el peso de cada neumático.
Así enunciado, quizá no se visualice el alcance que puedan tener las medidas de prevención y el reto que supone lograr que un neumático sea al mismo tiempo capaz de hacer su función en los vehículos y equipos en los que se monta, seguro, eficiente y reducir su impacto ambiental en cada una de las fases de su ciclo de vida.
La cuestión es que los neumáticos son productos complejos y resultado de una sofisticada tecnología, fabricados esencialmente con caucho, (mezclado con una serie de componentes para que tenga las prestaciones requeridas), acero y fibras textiles. Estos materiales conforman las distintas piezas que, unidas entre sí a través del proceso de vulcanización, tiene cada una su funcionalidad en el conjunto de manera que este responda a las exigencias propias, según el uso al que esté destinado el neumático en cuestión.
El caucho, con todos sus componentes y como media supone en torno al 73% del peso total de un neumático, el acero el 24% y las fibras textiles el 0,5%. Estos materiales se reparten entre las cinco partes que conforman el neumático: interior, carcasa, talones, flancos y banda de rodadura.
Cada una de estas partes tiene su función, requisitos y parámetros y cualquier modificación que afecte a una de ellas, puede tener impacto directo en las tres variables que marcan el diseño, -recordemos: seguridad, prestaciones y medio ambiente-, bien positivo o bien negativo. Y todo ello redunda en nuevos condicionantes para implantar medidas enfocadas a la prevención de generación de residuos. En cualquier caso el resultado ha de estar en los márgenes de la excelencia y la parte positiva es que los fabricantes de neumáticos trabajan en ello decididamente.
Cuatro áreas de acción y tareas para todos
El IV PEP, agrupa los objetivos en cuatro áreas, también mencionadas ya. Y no se puede decir que una sea más importante que otra, pero sí que cada una le corresponde llevarla a cabo a uno de los actores implicados en el desarrollo, fabricación, distribución, venta y uso.
Ciertamente, la mayor parte de las medidas definidas para prevenir los residuos de neumáticos corresponde llevarlas a cabo a los fabricantes. Son ellos quienes tienen que diseñar neumáticos con una previsible vida útil más prolongada, introducir materiales reciclados, reducir el peso unitario, diseñarlos de manera que se facilite recauchutado, el re-esculturado y el reciclado, etc.
Y entre todas ellas, las orientadas a alargar la vida útil, hay una parte que están orientadas directamente a los usuarios, que también son considerados actores en el ciclo de vida del neumático. Así pues, son ellos los destinatarios se las acciones de comunicación y difusión de buenas prácticas para el buen mantenimiento de los neumáticos, y las de formación y concienciación sobre buenas prácticas de conducción.
Teniendo en cuenta que los de turismos son la fracción más numerosa del total de neumáticos puestos en el mercado en España en 2021, 78.383 toneladas, -casi 10.600.000 unidades-, de las 185.330 toneladas totales, parece claro que es los usuarios de automóviles tienen un papel importante en lo que alargar su vida útil se refiere. Porque cómo se mantengan y de cómo se conduzca también puede influir notablemente en que las ruedas duren más o menos.
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