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La Contra

«El agua es todo y la tratamos como si no fuera nada»

Mina Guli, Ultramaratonista y activista ambiental

Mina Guli
Mina GuliTheodore KayeMINAGULI.COM

Le dijeron que era una locura. Por eso lo hizo. Por eso lo logró: la australiana Mina Guli ha completado 200 maratones en un año para visibilizar la escasez del agua. «Ha sido duro, pero no imposible. Como tampoco es imposible que gobiernos y empresas resuelvan esta crisis mundial», expresó al lograr su hazaña. La ultramaratonista atendió a LA RAZÓN días antes de concluir el reto #RunBlue, que culminó con su llegada a la sede de la ONU para sumarse a la Cumbre del Agua (la primera en 46 años), del 22 al 24 de marzo.

De niña no tenía ningún interés por el deporte. ¿Qué cambió?

Cuando era cría siempre me elegían la última para formar equipo. Prefería dedicar mi tiempo a los estudios. Una travesura en la piscina salió mal y cambió el curso de mi vida. Me hice tanto daño en la espalda que los médicos dijeron que nunca podría volver a correr. Se podría pensar que, debido a mi aversión a los deportes, vería esto como una buena noticia, pero en lugar de eso lo vi como una oportunidad para redefinir mis límites y demostrarme a mí misma que nada es imposible. Empecé con la natación, luego con el ciclismo y finalmente con el atletismo.

¿Cómo se le ocurre correr para concienciar sobre el agua?

Cuando lancé Thirst [una ONG dedicada a luchar contra la escasez de agua en el mundo] me di cuenta de que tenía que hacer algo grande para dirigir la atención. Elegí correr porque es duro. Quería demostrar que cada uno de nosotros tiene la capacidad de lograr cosas difíciles y de alcanzar grandes metas, sólo hace falta dar el primer paso y seguir dando un paso tras otro. Corro para concienciar sobre el agua y demostrar que con pequeños pasos podemos lograr grandes cambios.

En 2018, sufres una lesión...

Fue durante mi última campaña, en la que intenté correr 100 maratones en 100 días consecutivos. Me rompí la pierna durante el maratón 62. Los médicos me dijeron que no podría dar un paso más sin causarme daños irreversibles. Me rompieron el corazón y me sentí derrotada. Pensé que la campaña había terminado, pero entonces empecé a recibir noticias de voluntarios por todo el mundo que dedicaban sus kilómetros a la crisis del agua. Terminaron las 100 maratones por mí. Y realmente comprendí el poder que tiene una comunidad mundial cuando nos unimos por una causa.

Aun así, decide correr 200 maratones en un año.

Quería elegir un objetivo tan grande que me aterrorizara. 200 maratones equivalen a 8.440 km, un trayecto más largo que el Nilo. Es más del doble de la distancia entre Los Ángeles y Nueva York; más que la longitud total del continente africano. Decidí correr 200 maratones antes de la Conferencia de la ONU porque me preocupaba mucho la falta de concienciación ante la magnitud de la crisis mundial del agua, pero también temía que la Conferencia del Agua acabara centrándose en palabras y no en acciones. En esencia, quería demostrar que todos tenemos el poder de hacer cosas realmente difíciles. Que podemos fijarnos y alcanzar objetivos grandes, audaces y atrevidos. Que cambiar las cosas y hacer frente a los retos del agua puede resultar muy complicado y atemorizar a los responsables políticos y a los directores ejecutivos, pero les tenemos que ver dar un paso al frente y actuar.

¿Por qué el agua?

Porque es fundamental para todo lo que usamos, compramos y consumimos cada día, desde los alimentos que comemos hasta la electricidad o la ropa que llevamos. Por ejemplo, para fabricar la ropa que llevas puesta se ha necesitado más agua que la que beberás antes de cumplir 40 años. Y eso es solo una prenda.

Ha corrido por paisajes de todo el mundo, ¿qué destaca?

La desaparición de lagos como el Mar de Aral en Uzbekistán, el Lago Tuz en Turquía y el Lago Poopó en Bolivia, que están devastando a las comunidades locales. Desecación de ríos, como el Colorado en Estados Unidos, el Rin y el Danubio en Europa, que hunden economías. Contaminación en el Mekong y el Ganges. Humedales amenazados. Pero también vi soluciones en acción. Agricultores, jóvenes, indígenas, responsables políticos. Gente que me inspira cada día.

¿Qué pasos debe dar la Cumbre del Agua para que concluya su maratoniana misión?

Creo que el agua no recibe la atención política o empresarial que merece. El agua lo es todo, pero la tratamos como si no fuera nada y eso tiene que cambiar. Ahora mismo, hay miles de millones de personas en todo el mundo que sufren por ella. Y son las personas en los salones del poder, como la Conferencia de la ONU, las que pueden marcar la diferencia. Todos los gobiernos se han comprometido con el ODS6 sobre «agua y saneamiento para todos», pero estamos muy lejos de alcanzarlo. Deben adoptar medidas concretas y empezar a aplicarlas ya. Hasta que no vea un cambio real no daré por terminada mi misión.