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En busca de nuevas fuentes de agua en una España con estrés hídrico

Cepsa lanza su Energy Insight número 15, a través del cual reflexiona sobre las soluciones que pueden llevarnos a superar el reto del riesgo de escasez

desaladora
Las desaladoras pueden eliminar la sal del agua del marCanva

El agua tiene un papel fundamental en nuestra sociedad. Es esencial para la supervivencia y, además, es un elemento clave para la economía española. El problema es que se trata de un bien cada vez más escaso. España es, junto a Grecia, el país con mayor estrés hídrico de Europa y ya tiene el 75% del territorio en riesgo de desertificación.

Cepsa ha lanzado su Energy Insight número 15, a través del cual reflexiona a partir de datos oficiales sobre qué soluciones pueden llevarnos a superar el reto del riesgo de escasez en España. ¿Podemos desalar el agua del mar? ¿Reciclar la que ya usamos? ¿Cómo implementar la economía circular para una mejor gestión del agua?

Antes de dar con las posibles soluciones, el trabajo pone de manifiesto que, en nuestro país, muchos de los sectores clave de nuestra economía dependen de este recurso para llevar a cabo gran parte de su actividad. El sector agrícola utiliza un 67% de las reservas hídricas, según recoge la consultoría PwC con datos del INE 2018. El industrial, un 19% y el urbano un 14%.

Partimos de una buena base, según el Energy Insight. El consumo medio de agua en España ha disminuido progresivamente en los últimos años, y hemos avanzado mucho a la hora de implementar nuevas soluciones para hacer frente a la escasez hídrica, según los datos oficiales del INE 2020.

Además, hay voluntad política a nivel nacional y europeo. «Desde las instituciones hay un gran compromiso con la gestión del agua. Medidas como el PERTE de Digitalización del ciclo del agua o el Pacto Verde Europeo, orientadas a hacer la gestión hídrica más eficiente, son muestra de ello», señala el informe.

Pero lo más importante es que contamos con un gran potencial tecnológico. Las nuevas tecnologías de gestión hídrica eficiente están cada vez más extendidas: España ya es líder europeo en producción de agua desalada y reutilización de aguas residuales, con gran potencial de crecimiento en ambos campos, tal y como anunció el Miteco hace unos días.

El Energy Insight de Cepsa apunta que la implementación de nuevas tecnologías y la digitalización en la gestión del agua permiten optimizar la eficiencia de este proceso, reduciendo las pérdidas y el consumo. «La innovación en la gestión hídrica debe apoyar la reducción del consumo de agua y hacerlo más eficiente, al tiempo que permite optimizar el aprovechamiento de los recursos disponibles», señala.

Para ello, hay cada vez más tecnologías y técnicas innovadoras que aumentan la disponibilidad hídrica y contribuyen a una mejor gestión del agua, como la regeneración de aguas residuales o la desalación con renovables.

¿Cómo puede ayudarnos el agua regenerada y la desalación?

El agua regenerada se obtiene al tratar las aguas residuales en una planta depuradora. Allí, mediante procesos que cada vez son más eficientes, se eliminan los contaminantes, patógenos y otras sustancias dañinas (como tóxicos o medicamentos) en el proceso de depuración.

De este modo, el agua puede reutilizarse, llegando incluso a ser potable en el mejor de los casos. Hay multitud de usos para el agua regenerada: los más interesantes son el riego de cultivos y los usos industriales, como por ejemplo, el refrigerado.

Pero, ¿qué ventajas tiene el agua regenerada? En comparación con otras alternativas, conlleva menos costes, menor conflictividad territorial y política, y menor impacto ambiental. Además, fomenta la economía circular, dando una segunda vida a las aguas, y reduce la necesidad de fertilizantes cuando se emplea en la producción agrícola.

En cuanto a la desalación, si se utiliza energía renovable para llevar a cabo el proceso de eliminación de la sal y otros minerales del agua, podemos obtener agua potable o adecuada para otros usos con electricidad limpia. El agua desalada puede usarse para abastecimiento de la población en áreas donde escasea el agua dulce, como las islas Canarias, así como para riego, para uso industrial, o incluso para la restauración de ecosistemas acuáticos.

Su principal ventaja es que, al alimentarse las instalaciones con energía renovable, su impacto ambiental y su nivel de emisiones es muy bajo. También se reduce el coste energético, sobre todo si se emplean instalaciones de autoconsumo. En un futuro, se espera que la tecnología avance y que estas soluciones se abaraten, reduciendo de forma contundente el consumo de agua fluvial y de acuíferos.