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Plásticos

La lucha contra los residuos plásticos es inaplazable

La contaminación por plásticos se extiende por todos los rincones del planeta, incluso en el cuerpo humano, en forma de microplásticos

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La contaminación por plásticos en todo el planeta se ha incrementado tanto en las últimas décadas que supone ya uno de los principales riesgos para la sostenibilidad.

Cada año se producen a nivel mundial más de 400 millones de toneladas de plástico y se cree que la mitad de este material se concibe para una vida útil de un solo uso. Menos del 10% se recicla. Se estima que 11 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares.

Los productos plásticos de un solo uso que resultan desechados o quemados no solamente perjudican a la salud humana y la biodiversidad, sino que igualmente contaminan todo tipo de ecosistemas, desde los picos de montaña hasta el lecho marino. Una sola botella de plástico tarda en desintegrarse alrededor de 500 años y el sedal de pesca, necesita cien años más para poder hacerlo.

Según el último Informe de Riesgos Globales, del Foro Económico Mundial, la contaminación por plásticos es un disruptor silencioso de los ecosistemas, que amenaza la biodiversidad tanto en tierra como en agua al alterar los hábitats, introducir toxinas y romper enlaces críticos en las cadenas alimentarias.

Desde las profundidades del océano hasta los lugares remotos y salvajes, no tocados por el ser humano, los desechos plásticos se infiltran y alteran el mundo natural de maneras invisibles pero devastadoras. Para la fauna, las apuestas son de vida o muerte: los animales quedan atrapados por los desechos plásticos o los ingieren, confundiéndolos con comida, lo que resulta en lesiones, envenenamiento tóxico o desnutrición.

Los efectos en cadena no se detienen ahí: los ecosistemas completos flaquean bajo la acumulación de desechos plásticos, perdiendo su resiliencia para sostener la biodiversidad o proporcionar funciones críticas como la absorción de carbono y la purificación del agua. La contaminación por plásticos no solo está llenando el planeta de desechos; está desmantelando sus sistemas de soporte vital.

Las áreas urbanas, como centros de actividad humana y generación de desechos, son tanto contribuyentes como víctimas de esta crisis. En los espacios verdes y azules urbanos, tierras agrícolas o sitios turísticos como los parques nacionales, la contaminación por plásticos se hace más evidente y afecta la salud física, mental y social de la población urbana y las comunidades rurales.

Si estos lugares se sensibilizan sobre el impacto de la contaminación por plásticos en la biodiversidad, también están en una posición única para liderar la lucha contra la contaminación por plásticos y restaurar la biodiversidad a través de políticas innovadoras y acciones localizadas.

Microplásticos, la amenaza invisible

Los microplásticos se han filtrado en nuestro suelo, ríos y mares, alterando silenciosamente la red de vida que mantiene el equilibrio de los ecosistemas. Se estima que las personas ingieren más de 50.000 partículas de plástico cada año e incluso muchas más si se tienen en cuenta las partículas inhaladas.

Según la definición de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA), los microplásticos son partículas cuyo diámetro es inferior a 5 mm que invaden los alimentos, el agua e incluso el aire.

Existen dos categorías de microplásticos: los primarios que ya se fabrican con este tamaño y se encuentran en múltiples productos, como cosméticos, ropa, fertilizantes, limpiadores o pinturas y los secundarios que se originan a partir de la degradación de grandes objetos de plástico, como bolsas, botellas o redes de pesca, y que representan entre el 70% y el 80% de los que se encuentran en los océanos.

Economía Circular

Según estimaciones de Naciones Unidas, avanzar hacia la economía circular podría reducir el volumen de plásticos en más de un 80% para 2040; disminuir la producción de plástico virgen en un 55%; ahorrar a los gobiernos cerca de 65.000 millones de euros; bajar las emisiones de gases de efecto invernadero en un 25% y crear alrededor de 700.000 puestos de trabajo.

De acuerdo con el PNUMA, es posible hacer frente al problema de la contaminación por plásticos si se aprovechan los avances científicos y las soluciones existentes. Sin embargo, para resolver esta crisis, es necesario que los gobiernos, el sector privado y la ciudadanía amplifiquen e implementen medidas en todos los rincones del mundo.

En el caso europeo, desde 2020 una directiva comunitaria prohíbe determinados productos de plástico de un solo uso y exige reciclar un 50% de sus residuos, una cifra que en 2035 deberá alcanzar el 65%.

En España, la Ley de Residuos y Suelos Contaminados de 2022 adaptó esta normativa. Y desde entonces no se pueden comercializar bastoncillos de algodón que contengan plástico, cubiertos y platos de un solo uso, pajitas o recipientes para bebidas hechos de poliestireno expandido. Además, prohíbe los microplásticos en cosméticos o productos de limpieza.

Iniciativas privadas

Naturgy, una de las principales compañías energéticas de España, ha asumido el compromiso de ser uno de los actores clave en la transición energética hacia un modelo de economía circular y descarbonizado, en línea con los objetivos del Acuerdo de París.

Su estrategia abarca tanto la expansión de su capacidad de generación a partir de fuentes renovables como el desarrollo de tecnologías innovadoras, esenciales para reducir las emisiones y fomentar un uso eficiente de los recursos.

Naturgy se compromete no solo con la generación de electricidad limpia, sino también con la producción de biometano y el hidrógeno verde, tecnologías clave para el futuro energético del país.

Desde 2017, la compañía ha reducido un 39% sus emisiones directas de gases de efecto invernadero, un 36% la intensidad de CO2 en generación de electricidad, un 30% su huella de carbono y un 39% el consumo de agua. Además, en 2023, el 37% de nuestra potencia instalada era renovable.

Además, tienen un objetivo claro y ambicioso: lograr la neutralidad climática en 2050.