Mares y océanos
El Mediterráneo necesita 6,8 billones de euros para ser climáticamente neutro
Los gases renovables y el hidrógeno se perfilan como opciones viables para reducir en un 40% las importaciones de combustibles fósiles en 2030
El informe ‘Mediterranean Energy Perspectives 2025’ -elaborado por la Organisation Méditerranéenne de l’Energie et du Climat (OMEC) y presentado por la Fundación Naturgy- concluye que el Mediterráneo se encuentra ante un desafío energético y climático marcado por una fuerte dependencia de los combustibles fósiles, la alta vulnerabilidad geopolítica y los crecientes riesgos climáticos.
Frente a esta situación, el documento plantea dos posibles alternativas para alcanzar la neutralidad climática en 2050. La primera opción, plantea una prórroga de las tendencias actuales con una reducción de emisiones relativa y una persistente dependencia de los combustibles fósiles; y, la segunda, alcanzar la neutralidad climática gracias al impulso de la eficiencia energética, la electrificación y el despliegue masivo de las renovables.
De acuerdo con este informe, para poder llevar a cabo la transición a un sistema energético mediterráneo neutro en carbono, se requerirán niveles de inversión que deberían alcanzar los 6,8 billones de euros hasta 2050. A pesar, de las altas cifras de inversión, los expertos de la OMEC consideran que el coste de la inacción podría ser mucho mayor.
Además, el informe recoge que la electricidad cubriría el 59 % del consumo final de energía, frente al 22 % actual, y las renovables alcanzarían el 79 % de la generación eléctrica, reduciendo con ello las emisiones en un 90 % en comparación con las de 1990.
El documento también pone en valor el papel del gas en esta transición, ya que los gases renovables y el hidrógeno serían opciones viables para reducir las importaciones netas de combustibles fósiles en un 40 % para 2030 y convertirían a la región en un exportador neto para la década de 2040.
La presentación del informecontó con la participación del presidente ejecutivo de Naturgy, Francisco Reynés, que tras destacar el papel cada vez mayor que ocupa la energía en desarrollo social y económico, destacó que las conclusiones del estudio vienen a recordarnos que “la oportunidad energética que ofrece el Mediterráneo pasa por la cooperación, primero para que no se convierta en un cuello de botella y segundo, para que las distintas industrias puedan acceder a los recursos que necesitan”.
Además, Reynés puso el foco en la inversión, destacando el papel clave que la Unión Europea tiene como garante de un marco que permita a las empresas energéticas avanzar. Señaló también “la urgencia de invertir en transporte, transmisión, distribución y materias primas para contar con un mix energético diversificado y cumplir con los objetivos marcados”. “Debemos tener esperanza, pero, sobre todo, determinación para hacer realidad la descarbonización con precios asequibles”, finalizó el presidente ejecutivo de la energética.
Brújula estratégica
Por parte de la OMEC su directora general, Houda Ben Jannet, hizo referencia a la visión integral que esta organización tiene del panorama energético en la región mediterránea. “Este informe no es solo una perspectiva, sino una brújula estratégica para ayudar a la región a realinear sus prioridades y actuar con determinación. El Mediterráneo cuenta con los recursos y la experiencia necesarios para construir un sistema energético más seguro, competitivo y sostenible”.
“La transición será compleja y exigente, pero la dirección es clara por eso este informe es una llamada a aumentar la ambición, profundizar en la cooperación y acelerar la inversión en toda la región”, aseguro la directora general.
Por su parte, el vicepresidente del Comité de Estrategia, Gobernanza y Cooperación de la OMEC, Marco Piredda, apuntó que la nueva edición del Informe ‘Mediterranean Energy Perspectives 2025’ se presenta “en una coyuntura crucial para el Mediterráneo, que experimenta profundos cambios en materia de energía, conectividad y presiones políticas y ambientales en constante evolución”.
Para Piredda, “esta situación exige actuar sin demora, el progreso transformador depende de la adopción de soluciones prácticas y del logro de un equilibrio real. Garantizar la seguridad energética, junto con la construcción de unas bases sociales y económicas sólidas, debería ser el motor de la transición que se avecina” concluyó.
El papel de Europa en el Mediterráneo
El director general en funciones para Oriente Próximo, el Norte de África y el Golfo de la Comisión Europea, Stefano Sannino, puso en valor “el vasto potencial renovable del Mediterráneo para convertirse en un pilar de la transición verde compartida”. Y puso como ejemplo, la iniciativa Trans-Mediterranean Energy and Clean Tech Cooperation (T-MED), que viene a demostrar que la Unión Europea está tomando decisiones en esta dirección, “vinculando inversión, reformas y cooperación industrial para construir un espacio energético euro mediterráneo resiliente y justo”.
Por su parte, Paula Ceballos, representante de la Comisión Europea en España, destacó el papel que juegan determinadas materias primas en la producción de energía limpia, “En el sur de la Unión Europa tenemos sol y viento, pero no disponemos de todos los elementos necesarios para producir energía limpia, lo que nos hace ser dependientes de otros países”. La escasez de estas materias primas como el litio, cobalto, cobre, entre otras muchas y la previsión de su alta demanda, será un problema si no se toman medidas. Por eso, en su opinión, es importante que, por un lado, “la Unión Europea haya aprobado legislación para poder procesar estos materiales en Europa” y, por otro, que haya “colaboración internacional para diversificar la cadena de suministro y poner en marcha proyectos estratégicos entre las dos orillas del Mediterráneo”.