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Verde
El movimiento rural triunfa en Holanda
El partido de los campesinos arrasa en las elecciones regionales con un programa que pone en duda la política de recorte de emisiones y reducción de la ganadería
El pueblo ha hecho oír su voz y de qué manera. Estas palabras pertenecen a Caroline van der Plas, líder del Movimiento Campesino Ciudadano (BBB por sus siglas en neerlandés). Fue su reacción inmediata al triunfo de su partido en las elecciones regionales de Países Bajos. El BBB ha obtenido el 19% de los votos y ha ganado 15 escaños de los 75 del Senado en unos comicios con una participación (57,7%) que no se recordaban desde los años 80.
Las elecciones y los resultados se han vivido casi como un referéndum a la labor del primer ministro MarkRutte duramente criticado por el sector agrícola por su plan de lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero. El objetivo del Ejecutivo cuando aprobó el programa en 2019 era cortar en un 50% las emisiones para 2030 y, aunque los planes afectaban a varios sectores, desde la industria al transporte, es la agricultura la que soporta las medidas más restrictivas. Estas incluyen una reducción del 30% de las cabezas de ganado y el cierre forzoso de las 3.000 granjas más contaminantes del país (con compensaciones de hasta 24.000 millones de euros). «Todos los agricultores pueden enfrentarse a la expropiación ahora mismo. Es una situación estúpida, porque no se fijan en mí, sino en la reducción total del nitrógeno. Un algoritmo determina en un mapa que yo tengo que reducir un 47% y otro, un 95», explicaba a Euronews, Jan Arie, propietario de una granja de 120 vacas.
Hay dos protagonistas en esta historia. Cada uno representa una visión opuesta sobre el sistema de producción agrícola holandés. Por un lado, está la combativa líder del BBB, Caroline van der Plas. Cuando en 2021 llegó a la Cámara tras conseguir su primer escaño en el Congreso, lo hizo subida en un tractor. Toda una declaración de intenciones de quien afirma representar los problemas y reclamaciones del mundo rural. Su partido considera que los temas agrarios tienen que tener más peso en los debates políticos y que el problema de las emisiones se ha centrado injustamente en agricultores y ganaderos.
Por el otro lado, está Johan Vollenbroek, químico nacido en una familia campesina. Él es la cara visible del movimiento ecologista que llevó al Gobierno ante los tribunales por no haber hecho lo suficiente para evitar los altos niveles de contaminación por nitratos del agua y del suelo en el país. Niveles que se calcula superan hasta por tres los valores de media de la UE. No es la primera sentencia favorable que consigue el movimiento ecologista, que está detrás de que se hayan limitado los vuelos que llegan a los principales aeropuertos holandeses, se haya paralizado la construcción de nueva vivienda o se haya reducido la velocidad en las autopistas.
Lo cierto es que el Gobierno holandés no tuvo más remedio que actuar tras la condena del Tribunal de Cuentas en 2019 que le obligaba a reducir la contaminación y cumplir con la legislación comunitaria.
«Para lo que ya no es posible hacerlo a través de compensaciones económicas», decía el texto. Desde entonces, las protestas del sector agrícola no han cesado.
Holanda es un modelo de intensificación agraria. El país a pesar de su tamaño, ha llegado a ser el segundo productor agrícola mundial tras EEUU, sobretodo en producción de leche y carne. Cuenta con aproximadamente 53.000 explotaciones, según datos de Euronews, y de las exportaciones depende hasta un 10% del PIB nacional. Esta producción tan intensiva, también en términos de consumo de fertilizantes, habría provocado que los niveles de contaminantes de nitratos de suelo y agua superen los permitidos.
No solo en Países Bajos
Hay una imagen de Twitter que es bastante explícita sobre lo que ha sucedido en Holanda y que explica otro fenómeno: el de la polarización entre partidos «verdes» y los defensores de un modelo agro industrial. «El BBB tiene un auge clarísimo en la parte rural, pero en las ciudades de Países Bajos vemos también un reforzamiento de los verdes. Hay un enfrentamiento entre dos visiones de futuro agrícola completamente diferentes: los que piden cambiar el sistema agrario y otra fuerza más conservadora que no está de acuerdo con las políticas climáticas», dice Florent Marcellesi, portavoz de Verdes Equoy eurodiputado entre 2016 y 2019. De hecho, el Partido del trabajo (Pv dA) y Groenlinks ( los verdes) han obtenido el otro mejor resultado electoral de estas elecciones, con 15 escaños, tras crear una lista conjunta en algunas provincias.
«Hace cuatro años en Austria vimos un enfrentamiento parecido entre verdes y conservadores en la segunda vuelta de las presidenciales. En el Parlamento europeo no es patente esa polarización, pero a nivel interno en algunos estados miembros si se está dando esa división en cuestiones de cambio climático y mundo rural. Lo vemos incluso en España », matiza Marcellesi.
Si hay una cosa cierta es que en toda Europa el campo anda revuelto desde que en 2020 se anunciara «un cambio de era con el Green Deal. Desde entonces el sector se ha hiperregulado. Han aparecido Directivas para bajar las emisiones, de bienestar animal… para el consumo de carne. Se insta a los agricultores a recortar el uso de fito sanitarios para fomentarla producción ecológica, pero eso aumenta los costes. El sentir general que nos transmiten los productores europeos es que les trata de forma injusta respecto a otros sector es como la industria y el transporte», afirma Gonzalo Corrales, director de la oficina de Bruselas de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
En Bruselas este mismo mes, decenas de tractores paralizaron el tráfico y a lo largo de estos años se han producido frecuentes protestas en Alemania, Francia, España o Portugal .« La sociedad no quiere renunciar a derechos; lo estamos viendo estos días en Francia», prosigue Corrales, quien especifica cuáles son las principales preocupaciones del sector agrario .« La primera queja es que están siendo hiperregulados. No estamos en contra de la reducción de emisiones ni somos negacionistas del cambio climático, pero pedimos que las reformas se hagan de forma escalonada. Se está presionando demasiado y todas estas reglas que se tienen que aplicar al final afectan sobre todo a los pequeños productores. El año pasado se cerraron 700 explotaciones ganaderas. Los costes de producción cada vez son más altos y las normativas muchas veces no van acompañadas de alternativas».
Acuerdos comerciales
En España, también han sido frecuentes las protestas desde la pandemia. Los motivos han sido variados: desde el escaso precio que perciben los productores, hasta el incremento en los costes de producción provocados por el aumento de precio de los combustibles o los fertilizantes, sobre todo tras el estallido del conflicto en Ucrania. También se ha protestado contra la competencia desleal de productos agrícolas importados de terceros países como Marruecos, de los acuerdos con Sudáfrica para la importación de naranjas o por la Política Agraria Común. «Es otra de las reclamaciones del sector, la falta de reciprocidad en los acuerdos comerciales con terceros países. Las reglas para importar no son las mismas y hay mucha competencia des leal. El sector apícola protestaba hace unas semanas en Madrid porque se sienten desprotegidos. Las etiquetas de venta no identifican los porcentajes de mieles nacionales ni de otros productos de peor calidad que se importan de países como China. Está pasando también en España e Italia con el arroz o con los tomates que compiten con los que se importan de Marruecos que no tiene los mismos costes de producción», matiza Corrales. Marcellesi concuerda: «Hemos recordado varias veces que no se puede ser más restrictivo con los agricultores sin que se pida lo mismo a los productos que se importan. También vemos como algunas veces las políticas europeas son contradictorias, pasa con la Política Agraria Común, por ejemplo, que apoya una producción que en ciertos aspectos no va alineada con la Estrategia de la Granja a la Mesa»
A corto plazo no parece que los enfrentamientos en cuestión de temas agrarios se vayan a calmar en Europa. «Para el segundo semestre se espera una nueva regulación sobre pesticidas y hay que ver si se renueva o no la autorización del famoso glifosato. Veremos cómo lo aborda el gobierno español», dice Marcellesi. A más largo plazo «veremos qué sucede el año que viene cuando haya relevo en la Comisión. Toda esta política es una apuesta muy fuerte de esta Comisión, así que habrá que ver la próxima qué hace», concluye Corrales.
De periodista a parlamentaria en tractor
Caroline van der Plas nació en 1967. Empezó su carrera como periodista al igual que fue su padre y ha terminado en política como antes su madre. Su labor como periodista estuvo vinculada al sector ganadero.
En 2014 creó la plataforma Boerburgertweet para que ganaderos y agricultores pudieran dar a conocer a través de las redes su labor diaria en el campo. La cuenta llegó a sumar más de 20.000 seguidores en RRSS.
En 2019 cuando se iniciaron las protestas de los agricultores en el país decidió fundar el Movimiento Campensino Ciudadano o BBB que desde entonces dice representar los intereses agrarios en el país. Y como una imagen vale más que mil palabras, cuando consiguió su escaño en las elecciones generales de 2021 llegó al Congreso subida en un tractor. La duda ahora es si tras este resultado podría aspirar al cargo de primera ministra en las próximas elecciones del país.
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