La Reina Letizia en el acto de Fundación Microfinanzas BBVAFMBBVA
«Mi madre siempre decía que el chocolate era más que un dulce, era una oportunidad», cuenta Marlon Ferreira, que a sus 29 años es el fundador de Maluwa, una empresa premiada internacionalmente y cuyas tabletas de chocolate se venden en Colombia, EE UU y, quizá próximamente, en España. Su éxito no habría sido posible sin el cacao que compra a agricultores locales que, en muchos casos, sustituyeron sus plantaciones de hoja de coca por este al que llaman «fruto de la paz».
La historia de Marlon es uno de los tres ejemplos de emprendedores latinoamericanos que han transformado su vida a través del cacao, para lo cual recibieron el espaldarazo de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) en sus respectivos países. Gracias a ello, pudieron prosperar y generar un impacto social, económico y ambiental positivo en su entorno, como puso en valor la entidad durante el acto «Semillas para un futuro sostenible», al que acudió la Reina Letizia este miércoles.
«En este momento hay 3 millones de pequeños emprendedores que viven en los cinco países de América Latina donde opera esta Fundación, y que salen adelante cada día porque alguien confió en ellos», afirmó Su Majestad, que presidió la cita, durante su discurso de apertura. «Estas personas en situación de vulnerabilidad», continuó, «progresan y consiguen formarse, y que sus hijas e hijos también tengan una oportunidad de estudiar, gracias a los microcréditos de la FMBBVA».
Ana Rodríguez, trabajadora de cooperativa del cacao. Republica DominicanaLR
La de Ana Rodríguez es otra de las historias unidas a este fruto, que desembarcó en España –primer país europeo en recibirlo– en 1524. De familia cacaotera, la dominicana lidera Las Productivas, una cooperativa creada tras el paso del huracán George, en 1998: «Las esposas nos unimos para sobrevivir, pero pronto nos dimos cuenta de que podíamos hacer mucho más», destacó durante el coloquio. Ahora elaboran bombones, mermeladas de cacao y han cambiado las perspectivas de futuro de las jóvenes en una zona empobrecida.
«La cooperativa ha tenido un impacto positivo para la comunidad. Gracias a los créditos tenemos maquinaria, hemos regenerado árboles viejos, nos hemos formado en tecnología, educación financiera y marketing digital; vendemos nuestro producto en los restaurantes de alta cocina de la Chef Tita y, ahora, estamos aquí, en España, poniéndonos de ejemplo para el mundo», celebra.
Constantino Blandford, cacaotero. PanamáLR
Para el panameño Constantino Blandford, el cacao también es «más que un cultivo; es una forma de vida que se ha transmitido de padres a hijos». Él pertenece a la etnia Ngäbe Buglé y utiliza técnicas ancestrales para producir cacao orgánico, lo que contribuye a preservar la biodiversidad y cuidar el medioambiente.
En total, la producción de cacao en Colombia, República Dominicana y Panamá emplea a más de 200.000 personas de forma directa. «Las mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) son un pilar esencial en América Latina, donde constituyen el 99% del tejido empresarial. «Su papel es clave para combatir la pobreza y la desigualdad», señaló Javier M. Flores, director general de la FMBBVA.
Sin embargo, se enfrentan a retos como la brecha digital, la necesidad de financiación y la adaptación al cambio climático. La FMBBVA les procura el apoyo que necesitan, acompañado por seguimiento y programas de formación. El acto de la entidad culminó con la intervención del repostero Jordi Roca, copropietario del Restaurante El Celler de Can Roca, que anunció que volverá a viajar a la plantación de Constantino para utilizar su cacao en su obrador.
Marlon Ferreira, chocolatero. ColombiaLR
Las vidas que cambia el chocolate
En América Latina, el cultivo de cacao está muy vinculado a pequeños productores como Marlon Ferreira, Constantino Blandford y Ana Rodríguez. La Fundación Microfinanzas BBVA ha apoyado su progreso, facilitándoles la compra de insumos o de maquinaria que mejore sus vidas y su entorno. «Para nosotros se trata de un apoyo fundamental; porque emprender es complejo, pero sin recursos lo es aún más», señala Ferreira, que también agradece la formación recibida. Con ese respaldo, Blandford ha logrado producir cacao producido con técnicas 100% sostenibles y Rodríguez podrá renovar parte de las plantas de las 24 hectáreas que cultivan para mejorar así la calidad del cacao.