Sección patrocinada por sección patrocinada

Verde

Retirar asfalto para bajar los termómetros

A pesar de que las olas de calor han tardado en llegar este verano, los estudios señalan que serán cada vez más habituales y hablan de «adaptar» las urbes con refugios climáticos o más árboles. En Portland, por ejemplo, los vecinos luchan contra el mercurio a base de levantar asfalto

Muertes por exceso de temperatura
Muertes por exceso de temperaturaTania NietoLa Razón

Los ciudadanos de Portland (Oregón, EE UU) llevan desde 2008 levantando y retirando el pavimento. Lo hacen para bajar la temperatura local (que puede alcanzar los 40 grados) y para ello ese año se organizaron en un movimiento llamado Depave que ha ido sumando adeptos, incluso en otras partes del mundo. Hasta la fecha y según diferentes medios, Depave ha retirado 33.000 metros cuadrados de pavimento y en algunas zonas, como en los alrededores de Powell Butte, han conseguido bajar la temperatura más de 10 grados sustituyendo el asfalto por vegetación. Otra ventaja añadida, dicen desde el movimiento, es que se han absorbido 83 millones de litros de agua de lluvia y evitado inundaciones.

Con poblaciones en España que superan estos días los 45 grados, cabe preguntarse si puede ser una buena idea tomar medidas de adaptación al calor como la llevada a cabo en Portland. Las ciudades son las más perjudicadas por las altas temperaturas por el efecto isla de calor. El asfalto, el hormigón y materiales de construcción oscuros absorben la temperatura y la van liberando haciendo que suba el termómetro incluso 10 grados respecto a las zonas rurales. En el mundo, ciudades como Jizan en Arabia Saudí, Atenas, Mexicali (México), Melbourne o El Cairo alcanzan temperaturas que han llegado a rozar los 50 grados, pero en España las localidades del Valle de Guadalquivir o del Levante no tienen nada que envidiar. Esta misma semana los termómetros han superado los 40º en varios municipios españoles y las noches no han bajado de 25 grados.

Estamos en el periodo más caluroso del año y superando la segunda ola de calor que ha llegado apenas 48 horas después de la primera. «Vuelve a situarse una dorsal en altura, con una masa de aire cálida asociada, que se irá recalentando hasta el miércoles gracias también a las altas presiones y a la alta insolación. El miércoles será el día más cálido de esta semana y los 40ºC volverán a superarse en algunas comunidades. Además, las noches tropicales volverán a ganar terreno y en zonas del sur y del este podrían ser tórridas», anunciaba «eltiempo.es» horas antes de la llegada de la segunda ola. Además, recuerdan que para hablar de ola de calor en España se tienen que cumplir varios requisitos: que el episodio afecte a más del 10% del territorio y supere durante al menos 3 días consecutivos o más el percentil 95 de las máximas del periodo 1971-2000.

Mortalidad por calor
Mortalidad por calorTania NietoLa Razón

Un junio ¿normal?

Hasta mediados de este mes de julio parece que la temperatura nos ha dado un respiro, las llegadas de masas de aire frío del Atlántico han ayudado a que sea así. Sin embargo, Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional y director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante (UA) advierte que «los modelos dicen que llegan semanas calurosas. Cuando comenzó el verano se decía que iba a ser como el verano de 2022-2023 y si se cumplen estos pronósticos implica que las próximas semanas, el resto del verano va a ser muy cálido. Vamos a ver con más frecuencia la llegada de aire sahariano y tiempo anticiclónico».

El investigador también señala que «las zonas más afectadas estarán al sur de la Península en el Valle del Guadalquivir. Es ahí donde se baten siempre los récords. Sin embargo, donde más se está perdiendo confort es en el Mediterráneo porque el agua del mar no permite que se refresque la atmósfera. Esa es la tendencia; vamos hacia un escenario menos confortable sobre todo en verano y por la noche», dice Olcina.

Esta temperatura poco confortable está detrás de graves problemas de salud. Según el Instituto Carlos III entre 2022 y 2023 han muerto unas 8.000 personas a causa del calor (en lo que llevamos de año ya casi alcanzamos las 200). El calor que mata no es el diurno, de hecho, los golpes de calor suponen sólo entre el 2 y 3% de las estadísticas. El dañino es el nocturno y mantenido, es decir, no bajar de 23-24 grados afecta a las personas que tienen problemas cardíacos o enfermedades respiratorias, diabetes o enfermedades mentales.

De hecho, el ministerio de Sanidad ha activado un nuevo sistema de alertas sanitarias por calor que tienen en cuenta datos epidemiológicos más allá de las temperaturas máximas. «Tendemos a pensar que estamos en riesgo cuando estamos a 36 grados, pero para algunas ciudades, como pueden ser las del norte peninsular que no alcanzan temperaturas tan elevadas, el aumento de las mismas también supone un peligro. Se ha visto en Vigo que a partir de 28 grados ya hay problemas de salud, un poco porque no tienen tanta cultura del calor como en ciudades que lo sufren desde hace décadas y porque las casas no están acondicionadas para las altas temperaturas que se registran ahora», matiza Elvira Jiménez, portavoz de Greenpeace.

El calor también provoca mareos, dolores de cabeza, dispara los niveles de contaminantes y el ozono atmosférico, tiene consecuencias también en la flora y en la fauna, aumenta la sequía y la posibilidad de incendios.

Cobertura vegetal en áreas urbanas
Cobertura vegetal en áreas urbanasTania NietoLa Razón

Adaptarse o asfixiarse

Quizá la medida que se está llevando a cabo en Portland resulte chocante, pero también en España los municipios desarrollan sus acciones para luchar contra el calor. La ONG Greenpeace acaba de publicar el informe «Adaptación en las ciudades al calor extremo», en el que analiza los planes de adaptación de 15 ciudades españolas al calor y es que «si vemos las tendencias a nivel global seguimos batiendo récords (14 meses de temperaturas más alta de la media…). Puede que aquí no hayamos tenido un junio muy caluroso, pero en Italia se han batido récords y en Alemania han sufrido inundaciones. Este es el escenario con el que hay que empezar a convivir. Se ha incidido mucho en la mitigación de las emisiones, pero es necesario adaptarse a las consecuencias del cambio climático que ya tenemos encima», afirma Jiménez.

La organización considera que es necesario actuar en las ciudades y re-neutralizarlas para aumentar la cobertura vegetal de forma equitativa entre barrios («muchas veces están concentrados en la periferia», dice); habilitar refugios climáticos públicos accesibles y gratuitos o desarrollar planes de sombra y de desplazamientos confortables. Además, hay que implementar medidas que aumenten la protección de las personas más vulnerables y ejecutar planes para descarbonizar los hogares.

Entre los planes estudiados uno de los más completos, según la organización es el de Barcelona, que cuenta ya con más de 350 refugios climáticos o un plan de «ciudad en sombra». En otros municipios hay todavía retos como unificar medidas bajo el paraguas de la adaptación. «Quizá la acción más conocida sea la de la cobertura vegetal y, en ese sentido, hay que decir, que muchas de las acciones que se pueden llevar a cabo, tiene consecuencias positivas en otros ámbitos. Por ejemplo el arbolado también ayuda a reducir la presencia de contaminantes en las ciudades y aumenta la permeabilidad del suelo reduciendo la posibilidad de inundaciones», dice Jiménez.