La gestión eficiente del agua, un recurso natural cada vez más escaso y condicionado por la presión sobre los ecosistemas, es un reto estratégico de primer orden. La búsqueda de las mejores soluciones para todos los usos del agua, urbanos, industrial o agrícola, y adaptarlas a las heterogéneas circunstancias y necesidades de cada región, es la base de la apuesta de los operadores del ciclo integral del agua por impulsar soluciones tecnológicas de vanguardia que respondan a ese reto.

En esa línea se sitúa el desempeño de Aqualia como compañía de gestión del agua urbana. Dos de sus proyectos más emblemáticos, la desaladora Mar de Alborán, en Almería, y la potabilizadora O Casal, en Vigo, han sido reconocidos recientemente en los Global Water Awards 2025. Unos galardones otorgados por la publicación británica Global Water Intelligence que reconocen las mejores prácticas en gestión del agua y que son referentes mundiales en innovación, sostenibilidad y eficiencia, que han sido entregados en la reciente Global Water Summit celebrada en París, con asistencia de más de 1.000 especialistas en todo el mundo.

Los proyectos galardonados son ejemplos claros de cómo la tecnología puede adaptarse a las realidades locales. Y una muestra de cómo es posible diseñar infraestructuras inteligentes, resilientes y sostenibles, capaces no solo de responder a los retos del presente, sino también anticiparse a los del futuro.

Vanguardia de agua urbana

Construida por Aqualia en Vigo, la planta potabilizadora O Casal ha sido reconocida como la mejor de Europa y la segunda del mundo en la categoría «Mejor planta del año». Abastece de agua potable de alta calidad a cerca de 500.000 personas en la ciudad y su área metropolitana.

Se trata de la primera planta de España que utiliza membranas de ultrafiltración para el tratamiento de agua potable, tecnología que permite cumplir con los más exigentes estándares europeos de calidad. Una innovación relevante en una región donde las lluvias torrenciales pueden comprometer la calidad del agua bruta, lo que requiere un sistema de potabilización robusto y fiable. Esta planta también destaca por su diseño arquitectónico circular y vertical que optimiza el limitado espacio disponible para su emplazamiento. Además, la estrategia constructiva permitió mantener el suministro de agua durante todo el proceso de levantar la nueva planta sobre la preexistente.

Agua de mar para alimentar Europa

La actual desaladora Mar de Alborán, que gestiona Aqualia, es resultado de la rehabilitación de una antigua planta adquirida en 2019 y ha sido seleccionada entre las cuatro mejores del mundo en la categoría «Mejor Desaladora del Año» en los Global Water Awards.

Está dimensionada para producir hasta 20 hectómetros cúbicos de agua desalinizada al año, destinada principalmente al riego agrícola. De hecho, la planta abastece a más de 3.500 hectáreas de invernaderos, cuya producción se destina sobre todo a los mercados europeos, y 150 usuarios del Campo de Níjar.

La tecnología de última generación empleada en esta planta, osmosis inversa con nanotecnología, elimina hasta el 99,85% de la sal y otros elementos como el boro y garantiza una calidad de agua adecuada para los cultivos. Con esta innovación, la planta también protege los sobreexplotados acuíferos locales, que están gravemente salinizados, y abre nuevas posibilidades de diversificación agrícola para mejorar la competitividad del sector.

Aparte de sus prestaciones tecnológicas, Mar de Alborán ha sido diseñada con criterios estrictos de sostenibilidad para su integración en el entorno natural. Así, para minimizar su impacto ambiental contará con una planta fotovoltaica propia que cubrirá el 25% de su demanda energética , y el resto se cubrirá con energía verde del mercado. Todos estos aspectos, eficiencia operativa, innovación tecnológica y compromiso ambiental con el proyecto, han sido destacados especialmente por el jurado de los Global Water Awards.

Cada una con su función, características y prioridades,- en Almería, garantizar la disponibilidad de agua para agricultura en un entorno semiárido, y, en Vigo, asegurar agua potable de calidad en un contexto urbano de desafíos climáticos-, ambas plantas son ejemplos de cómo la tecnología puede y debe adaptarse a las realidades locales.

Y, ambas también, representan hitos técnicos y un modelo de gestión comprometido con el medio ambiente y el bienestar de las personas, en un mundo donde el agua será cada vez más un recurso estratégico.