La contra

Un viaje extremeño (y II)

Planeta Tierra

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

Continuamos y terminamos hoy mi relato de un reciente viaje extremeño, del que empezamos a dar cuenta la semana pasada, situándonos ya en la vuelta a Madrid desde Guadalupe. Con un primer tramo hasta Peraleda y el embalse de Valdecañas, el quizá más hermoso de toda la excursión, que recorrimos sin tráfico alguno, atravesando la comarca de Ibor, que significa en árabe fluidez de agua… y con razón.

El embalse del Tajo, en Valdecañas, parece un mar, con capacidad de 1.446 hectómetros cúbicos, uno de los mayores de España. Tres veces El Atazar, del que los madrileños valoramos en su máximo valor como reservorio principal del agua que bebemos en Madrid.

Seguidamente, visitamos la urbanización Isla Valdecañas, de gran superficie, con viviendas bastante uniformes, un tanto cementosas y con algo de tristeza. Comprobando que se ha hecho una inversión importante, sin que parezca haber impacto negativo sobre la naturaleza; entre otras cosas, porque la zona está tratada con gran generosidad de vegetación.

Comimos seguidamente, en Oropesa, bastante bien, y de allí salimos para Madrid, la gran ubre capitalina. Yo con los ojos cerrados… muy cómodo en mi asiento de copiloto, en grato duermevela. Medio soñando, recordé un viaje anterior recorriendo los cuatro grandes embalses del Guadiana: García de Sola, Cíjara, Valdepeñas, y Zújar (de la Serena). Este último el mayor de España y el segundo de la Península Ibérica, solo detrás de El Alqueba. Que por cierto también visité hace años, admirando los usos turísticos lusos, de gran provecho para los pobladores de la zona y los hidroturistas.

Y termino, queridos amigos, mi viaje extremeño de 2025. Breve, pero realmente formidable, sobre todo como verdadero desahogo para un urbanita como yo. Que de vez en cuando siente una especie de llamada de la tierra. Para vislumbrar paisajes que llenan el alma de alegría y el cuerpo de vitalidad, por la grandiosa sencillez, colorido cambiante, aro-mas, y sensaciones de la naturaleza.