Cultura

Ensañamiento

El exterminio de los otros sindicalistas libres

Los sindicalistas obreros del ámbito católico se convirtieron en uno de los grupos más perseguidos por el Frente Popular por ser una alternativa que rompía su intento de monopolio de la clase trabajadora

Imagen del cadáver del padre dominico José Gafo Muñiz
Imagen del cadáver del padre dominico José Gafo Muñiz.La Razón

Los sindicalistas obreros del ámbito católico se convirtieron en uno de los grupos más preciados de ser exterminados por el Frente Popular por ser una alternativa que rompía su intento de monopolio de la clase trabajadora. De ese modo, los miembros de la Confederación Española de Sindicatos Obreros (CESO), que había agrupado en 1935 a gran parte del sindicalismo católico y profesional independiente, fueron exterminados con saña. Entre sus principales promotores estuvo el padre dominico José Gafo Muñiz O. P. quien junto al padre Gerard fundaron los sindicatos católicos libres, que fuedaron dominantes en la zona vasconavarra.

Contrario a la lucha de clases y al amarillismo de la patronal, fue un clérigo fiel a la Doctrina social de la Iglesia. En 1936 fue elegido diputado por Navarra en la lista de derecha, en representación del mundo sindical. El padre Gafo ejerció de superior del convento de Santo Domingo el Real (Madrid) por ausencia del prior, siendo detenido por la brigada Amanecer, de García Atadell, el 11 de agosto de 1936 y encarcelado en la prisión Modelo de Madrid. El 4 de noviembre fue asesinado al salir de la cárcel. El 28 de octubre de 2007 fue beatificado por el papa Benedicto XVI.

Otro de los dirigentes obreros más odiados por los comunistas era Dimas Madariaga, originario del carlismo, se había integrado en la CEDA, como presidente de Acción Obrerista, un partido que pretendía dar voz a los obreros de la CESO. El diputado obrero electo, se encontraba con su familia en el pueblo de Piedralaves (Ávila), un comunista del pueblo, Crescencio Sánchez Carrasco, aviso de su paradero a un grupo de milicianos procedentes de Toledo, que habían llegado el 27 de Julio para implantar la revolución, detenido fue fusilado junto a un falangista local. Ambos se encuentran enterrados en la Basílica de la Santa Cruz del valle de los Caídos. El chivato Sánchez Carrasco fue detenido en 1939, siendo condenado a 18 años de prisión por colaboración en el asesinato. En 1943 fue enviado a trabajar al Valle de los Caídos, quedando libre a finales de 1945 con la condonación de la pena. Incorporado al maquis, fue capturado nuevamente en octubre de 1946 en compañía de Timoteo Jurado alias “medianoche” y Eugenio Gómez alias “motorista”, evito condena delatando a su banda, que ya se dedicaba al robo común.

El exterminio de los otros sindicalistas libres
El exterminio de los otros sindicalistas libres.La Razón

En el Levante lo será José María Esteve Victoria, tipógrafo y colaborador en “La Voz Valenciana” y en el “Diario de Valencia”, fue presidente de la Casa de los Obreros y de la Confederación de los Obreros Católicos de Levante, ejerciendo también de concejal y diputado provincial por la Derecha Regional Valenciana, murió asesinado en los primeros días de la Guerra Civil.

Sin embargo, los que sufrieron un mayor ensañamiento serán los obreros catalanes de los Sindicatos Libres, surgidos en 1919, en el Ateneo Obrero Legitimista de Barcelona, rompieron el monopolio que la CNT anarquista ejercía en el mundo del trabajo, opuestos a la colaboración con la patronal, sufrieron por ambas partes, teniendo que defenderse de forma sangrienta. 52 libres fueron asesinados en los años veinte, pero también la CNT vio morir a muchos de los suyos.

Durante la república, Lluis Companys, antiguo abogado de la CNT, y prohombre de la ERC estableció con la patronal el pacto del Hambre, mediante el cual, sólo se contrataría a miembros de la CNT y la UGT condenando a la miseria a miles de Libres. Domingo Batet, hijo del general fusilado después por Franco, como gerente de Cementos Sansón, dio trabajo y protección a muchos de aquellos obreros de los Sindicatos Libres perseguidos. Con el inicio de la guerra, los dirigentes de los libres fueron buscados con primacía.

El exterminio de los otros sindicalistas libres
El exterminio de los otros sindicalistas libres.La Razón

En Madrid, Juan Laguía Lliteras secretario general del sindicato y segundo director de su periódico, la “Unión Obrera”, según su principal historiador, Colin M. Winston, fue denunciado por el portero de su domicilio, en Avda. Pi y Maragall, núm. 17, 3º a las milicias comunistas el 29 de septiembre de 1936. Tras ser conducido al puesto de vigilancia núm. 1 de la carretera de la Dehesa de la Villa, pasó a un hotel de la calle Maldonado, volvió al puesto de vigilancia citado y de aquí a la checa sita en la calle de O’Donnell esquina a la de Narváez el 13 de febrero de 1937, nota 1 ignorándose desde entonces su muerte y paradero. En la capital se asesinará a otros miembros del libre, como el aragonés Mariano Puyuelo, que fue secretario general de los libres, detenido por milicianos comunistas en su casa de recoletos, se le aplicó la ley de fugas.

En Lérida, José Baró Bonet, sindicalista del Libre, periodista y concejal de Acción Popular en la ciudad, fue detenido y fusilado el 5 de agosto de 1936, su hermano sacerdote, detenido el mismo día lo será el día 20 junto a otros clérigos.

En Barcelona, Estanislao Rico Ariza, fundador del Sindicato Libre Mercantil y primer director del semanario “Unión Obrera” (1921-1931), será detenido el 24 de noviembre de 1936 N y llevado a la checa de San Elías. Será asesinado dos días después en el cementerio de Moncada.

Sin embargo, al que le preparaban una destino especial será al presidente carismático de los Libres, Ramón Sales, nacido en 1900 en La Fulleda (Lérida) emigró a Barcelona con sus hermanos al enviudar su madre. Catalanoparlante, se opuso a mantener su sindicación a la CNT, por su catolicismo, fundando los Sindicatos Libres, bajo el lema familia, nación y religión. En julio de 1936 pudo ocultarse, ayudando a establecer la 5ª columna en Barcelona, capturado por miembros de la CNT, después de torturarlo, le ataron brazos y piernas con cadenas a cuatro camiones que le descuartizaron en las Ramblas, ante el público.

De las 8.352 víctimas en la retaguardia republicana catalana, de julio de 1936 a febrero de 1939, que reconoce la Generalitat de Cataluña, 112 fueron miembros de los sindicatos Libres y otros 40 de las Agrupaciones de Juventudes antimarxistas, que ejercían como su sector juvenil.