Persecución
Jorge nació en Barbastro (Huesca) el 15 de diciembre de 1901, hijo de Jorge Sichar Allué y María Claver Erruz. Tuvieron ocho hijos: Jorge, abogado; Francisco, militar; Julián, sacerdote; Miguel, abogado; Jaime que falleció a los 20 años; María Josefa, Carmen y Carlos que murió a los cinco meses. Jorge estudió en los Jesuitas de Zaragoza; después, la carrera de Derecho en la Universidad de Zaragoza. Ejercerá como abogado en Barbastro. De familia de acendrados sentimientos católicos, desde el fallecimiento de su padre en 1928, Jorge se hace cargo de su familia, cuidando de sus hermanos pequeños. Tienen casa en Estada, en la c/ Mayor 12, según el censo de 1935. También en Barbastro, en c/ Palacio, muy cerca del obispado.
Fue socio fundador de la Acción Católica de Barbastro y también de la Adoración Nocturna de la misma ciudad. Así lo reflejaba el Boletín Eclesiástico Oficial de Barbastro, de 16 de marzo de 1931: “En el Palacio Episcopal, la noche del 14 al 15 de los corrientes, se ha celebrado la primera vigilia preparatoria de la Adoración Nocturna. Cuarenta hicieron la guardia al gran Rey. Los había de todas las clases y edades custodientes vigilias noctis. En turnos de seis se fueron repartiendo las horas de esa noche iluminada como aquella de Belén”.
También se dedicará a la política, dentro de la Comunión Tradicionalista. “Por la Junta regional ha sido nombrado jefe del partido Tradicionalista del distrito de Barbastro el católico consecuente, fervoroso y activo legitimista, don Jorge Sichar Claver, con residencia actual en Estada” (El Noticiero, 25-VI-1933). En el año 1935 será intensa la campaña que realice en toda la provincia de Huesca, destacando los actos organizados en Huesca, Graus y Monzón, entre otros.
De él escribe su hermana Carmen: “Acudía a los actos que había en la Catedral de la Minerva del Santísimo. Octava solemnísima del Corpus Christi. Era de la Adoración y fundador de ésta a la que acudíamos de Estada a Barbastro –junto con otras funciones religiosas- para dar testimonio de nuestra fe. La novena del Sagrado Corazón de Jesús no la perdíamos jamás. Éramos como tantos otros que, amantes de nuestra Religión, historia, leyes y cultura, llevábamos esa tradición en la médula de los huesos. En el año de 1936, estas participaciones religiosas eran ya casi un reto” (1).
Cuando el obispo Florentino Barroso hizo su entrada en la ciudad de Barbastro el 16 de marzo de 1936, fue de los pocos laicos que le acompañó. A finales del mes de mayo de 1936, en el segundo asalto al Seminario Diocesano, él y su hermano Miguel fueron los únicos laicos que se encontraban en el mismo, junto con algún seminarista y los PP. claretianos. Pocos días más tarde, cedieron su camioneta para trasladar los muebles del Seminario al Obispado, al que ayudaron personalmente a pesar del riesgo que eso suponía.
Su hermana Carmen ha conservado memoria de eso:
“En el momento del asalto eran los únicos seglares que estaban en el edificio, más algún seminarista. La policía de Guardias de Asalto que vinieron de Huesca con el fin de proteger el edificio, al entrar, comentaban las muchas barbaridades que como aquélla se cometían en España por los amigos de Marx.
Los guardias añadían que se estaba preparando un Alzamiento Nacional, como así ocurrió el 18 de Julio. En el intervalo de estos días, dieron un plazo al señor Obispo D. Florentino Asensio para que desalojara el edificio. Mis hermanos de acuerdo con dicho señor Obispo, con el camión de casa y el conductor, ayudaron durante varios días a llevar a Palacio cuanto el señor Obispo dispuso.
Mucha gente los felicitaba por la calle por su adhesión a la Iglesia, lo mismo que a mi madre por tales hijos. No faltó uno que dijo a Jorge – “Eres demasiado arriesgado. Lo vas a pagar caro. Mira mientras sólo se metan con los curas, tú déjalos”. A lo que mi hermano contestó: - “Cuando se metan con ellos, no estaremos muy libres ni tú ni yo”.
Efectivamente, así fue; mis hermanos fusilados el 6 de agosto, y dicho señor el 21 de septiembre. Me figuro que en el cielo se habrán encontrado, ya que les unían ideales parecidos” (2).
Detenido en su casa de Estada el 22 de julio de 1936, junto con sus hermanos Miguel y Julián, Jorge fue trasladado a la cárcel de Barbastro. El día 6 de agosto, después de un comportamiento ejemplar en la cárcel, fue fusilado en el kilómetro 49 de la carretera de Huesca a Monzón, junto con sus dos hermanos, José María Puente, don Félix Sanz, don Marcelino Capalvo y otras personas. En el momento de su muerte, sus últimas palabras fueron: “¡Viva Cristo Rey!” (3).
María Carlota de Otto Clavero, declaró sobre él:
“Conocí y traté a la familia Sichar Claver desde niña. Nos unían vínculos familiares y sobre todo, nos unía una profunda amistad, basada en las mismas creencias, sentimientos, afanes y sentires. De quien más puedo hablar es de Jorge, el hijo mayor de la familia, era mi padrino de bautismo y lo traté más.
Jorgito como lo llamábamos familiarmente, era cariñoso, serio y sobre todo austero y recto. Tengo la certeza que si para salvar su vida hubiera tenido que renunciar a Dios y a su fe, hubiera escogido el martirio, y tengo también la presunción de que toda la familia hubiera obrado de la misma forma. Los he visto sufrir resignadamente, calladamente, y aceptando siempre el fiat voluntas tua con una sonrisa. Eran una familia cristiana y ejemplar que dejaron huella que [fue] realmente dura, testimonio de valentía. Fue una familia cristiana y ejemplar que radicalmente dieron testimonio de su fe” (4).