«Menú degustación»: Para picotear

El título es elocuente: un poco de aquí y de allí, un pastiche de sabores esferificados, unas cuantas tapas que picotear. El problema es que, más que menú de despedida marcado a fuego por la «guía Michelin», el resultado parece un desangelado banquete de boda para nuevos ricos. La película de Roger Gual utiliza dos ejes narrativos –el reencuentro de una pareja de JASP un año después de su separación las dudas existenciales de una chef de renombre– para organizar, es un decir, un festival de microtramas que funcionaría mejor como frívola «websitcom». La acción se desarrolla durante la última noche de un restaurante de postín que podría ser elBulli, aunque los que sacan el morro son los hermanos Roca y no Ferran Adrià. Gual, que en «Remake» se manejó la mar de bien entre las marañas de la coralidad, no sabe qué hacer con los invitados de esta atribulada cena. Ni un solo personaje despierta ni un gramo de interés, los conflictos son tan anecdóticos como una pizca de sal y la voluntad de internacionalizar la producción sin perder sus reclamos locales –¿Santi Millán? ¿Mario Vaquerizo?– es, cuando menos, discutible. Antes que políglota, la alta comedia europea debería tomarse en serio a sí misma.