Un eléctrico puro para conductores convencidos

BMW, imparable ante la electrificación de su catálogo de productos, acaba de poner en el mercado un nuevo eléctrico puro, un modelo que sigue la tendencia de crecimiento de ventas de los SUV, basado en el X3, cuyo éxito es una incógnita porque se trata de una opción de movilidad que, a tenor de los datos del mercado, sólo es apta para eco-conductores convencidos, decididos y, en este caso, además, con un poder adquisitivo que permita afrontar sus 72.300 euros de salida.

Estamos ante el iX3, casi idéntico en la mayor parte de su arquitectura a un X3 térmico, pero con rasgos que le identifican como un eléctrico puro que entra de lleno en la nueva estrategia del fabricante bávaro, que se ha marcado el objetivo de tener electrificada toda su gama en 2030, con 7 millones de unidades en todo el mundo (130.000 en España), de las cuáles el 50% han de ser cien por cien eléctricos.

La diferencia más significativa está en la capacidad del maletero, que de los 550 litros de volumen de un X3 térmico pasa a 510 como consecuencia de la necesidad de espacio adicional para la instalación del sistema de propulsión.

El conocimiento adquirido en el desarrollo de los BMW i se ha utilizado por primera vez en la gama principal de BMW, de modo que nuevo iX3 es la puesta en escena de la quinta generación de la tecnología eléctrica de BMW, la denominada eDrive, que incorpora avances en densidad energética, que aumenta en un 30% respecto a los actuales modelos eléctrico del grupo BMW.

La batería, con esta última tecnología de celdas y una energía bruta de 80 kWh, permite una autonomía de hasta 460 kilómetros, de acuerdo con el nuevo ciclo de homologación WLTP, aunque reales, de acuerdo con las pruebas de conducción de las primeras unidades de este eléctrico, se sitúa en torno a los 340 kilómetros. El consumo oficial cada 100 kilómetros es de 18,5 kWh.

El sistema de almacenamiento de energía permite la recarga en estaciones de corriente continua de hasta 150 kW, como las de la red Ionity, de la que el grupo BMW forma parte, lo que permite la carga desde cero al 80 % de capacidad de la batería en 34 minutos (10 minutos en uno de estos postes genera una autonomía de 100 kilómetros. Como orientación, una recarga en Ionity para el iX3 cuesta alrededor de 45 euros en España, mientras en Alemania es algo menos de la mitad.

La nueva batería alimenta un nuevo motor síncrono de excitación permanente en el que se evita el empleo de las llamadas tierras raras, que entrega

una potencia máxima de 210 kW (286 CV) y un par máximo de 400 Nm. Con esta curva de potencia, el iX3 es capaz de cubrir el 0 a 100 km/h en 6,8 segundos. La velocidad máxima ha sido limitada electrónicamente 180 km/h.

Un apunte significativo del fabricante es que el impacto de CO2 del BMW iX3 a lo largo de todo su ciclo de vida es significativamente menor que el de un BMW X3 xDrive20d, ya que se reduce en un 30% cuando se carga con la electricidad de la media energética europea y en torno a un 60% cuando se utiliza exclusivamente energía renovable.

Vistos los argumentos técnicos de este X3 eléctrico, resta la experiencia de conducción a bordo de un SUV de estas proporciones (4,73 metros de largo) y peso (en torno a los 2.200 kilos). El resultado sorprende, porque la primera percepción, al margen del silencio de rodadura característico de todo eléctrico, especialmente mejorado en este BMW, es de una notable agilidad en aceleración y recuperaciones. En los pasos por curva se deja notar el bajo centro de gravedad propiciado por la ubicación de la batería en el suelo del coche.

El sistema de gestión de la energía y la propulsión, ya probado en otros eléctricos del grupo BMW, permite elegir entre distintos modos de recuperación de energía, especialmente el asociado a la posición ‘B’, que llegar a hacer innecesaria la utilización de los frenos en la reducciones y paradas (la reducción se acompaña con el encendido de las luces de freno).

En resumen, estamos ante un eléctrico muy elaborado, que ofrece las mejores sensaciones de conducción, pero con un elevado precio que limita sus posibilidades de éxito en un mercado generalmente convencido de la llegada de la movilidad eléctrica, pero que muestra aún muchas reticencias.