No creo que los señores Rolls y Royce soñaran jamás que su marca pudiera fabricar un todoterreno. Pero los tiempos han cambiado mucho y la demanda se inclina por este tipo de carrocerías que ofrecen muchas ventajas para la utilización diaria tanto dentro como fuera del asfalto. ¿Un Rolls para el campo? Sí, y se llama Cullinan, como el diamante más famoso de las joyas de la corona británica.

En un mercado en el que la demanda de SUV se acerca a casi la mitad de las ventas, los clientes del mercado de automóviles de máximo lujo llevaban varios años esperando una iniciativa en este campo por parte de Rolls, sobre todo cuando su gran competidor, Bentley, ya tenía a la venta el Bentayga. Y la respuesta no ha decepcionado a nadie. Una carrocería de grandes dimensiones, del máximo lujo y con todo el equipamiento más sofisticado, como podría esperarse en un automóvil que en su espectacular parrilla delantera tenga inscrita la doble R.

Porque la verdad es que este Cullinan es un Rolls-Royce como nunca se había visto, pero siempre siguiendo la consigna del creador de la marca, Sir Henry Royce, uno de cuyos lemas fue: «Lucha por la perfección en todo lo que haces. Toma lo mejor que existe y hazlo mejor. Cuando no exista, diséñalo». Y así nació una carrocería de grandes dimensiones, como lo acreditan sus medidas de 5,34 metros de largo, como 2,00 de ancho y 1,83 de alto. Es decir, no cabe en cualquier plaza de aparcamiento. Pero a cambio de ello, su distancia entre ejes, que llega a los 3,29 metros, permite que la habitabilidad de los pasajeros, especialmente los de los asientos traseros, sea comparable a cualquier salón de lujo de un palacio. Incluso en marcha, ya que su sistema de suspensión, bautizado como «Magic Carpet Ride» incorpora una arquitectura más ligera y la última generación de suspensión neumática autonivelante, que mantiene la suavidad de marcha incluso sobre caminos de tierra.

Bajo su capo delantero, BMW, actual grupo propietario de la marca británica, ha instalado un motor V-12 de 6,7 litros que puede proporcionar unas muy buenas prestaciones a este automóvil a pesar de su peso, que llega a las 2,6 toneladas. Pese a este detalle, es capaz de alcanzar una velocidad punta autolimitada de 250 por hora y acelerar de 0 a 100 en sólo 5,2 segundos. Es decir, cifras equivalentes a las que proporcionan muchos deportivos. Y todo ello con una suavidad de marcha y un silencio interior envidiable y una gran elasticidad, ya que notamos una reacción de la potencia desde 1.600 vueltas.

Fuera del asfalto

Uno de los avances más significativos de este Cullinan, el primer Rolls de tracción a las cuatro ruedas de la historia, es el sistema de suspensión antes señalado que le hace ser muy eficaz tanto en carretera como fuera del asfalto gracias a la nueva arquitectura más ligera y la última generación de suspensión neumática autonivelante. Incluye amortiguadores más grandes y con más volumen de aire para suavizar los golpes en los terrenos más difíciles, además de haber fortalecido los ejes de transmisión y propulsión. La suspensión hace millones de cálculos cada segundo, ya que varía continuamente el sistema de ajuste de los amortiguadores controlados electrónicamente, reaccionando a la aceleración, a los virajes de la dirección y la información de la cámara. Un nuevo eje delantero de doble horquilla y un eje trasero de cinco brazos evitan balanceos y logran una gran estabilidad que sorprende en un coche de estas dimensiones.

Los Rolls-Royce se venderán desde ahora en España a través de la representación de la marca en Mónaco, aunque el mantenimiento se hará en talleres propios de Madrid y Barcelona. Guido Giovannelli, el responsable de RR, cree que nuestro mercado es especialmente interesante en este momento ya que, según sus palabras, «el sector del lujo de alta gama está creciendo en España. Sólo en Madrid, se abrieron un total de 13 hoteles de lujo entre 2020 y 2022, y al menos 6 nuevos inaugurarán en 2023, por lo que creemos que hay un gran potencial en este país para la marca Rolls-Royce». Respecto al precio, puede haber muchas variaciones ya que estos coches se fabrican a medida del gusto de cada cliente, que añade sus preferencias de terminación y equipamiento. Si quiere usted darse el capricho de tener un Cullinan vaya preparando unos cuatrocientos mil euros.