
Contaminación
Estos son los cambios que afectarán a las etiquetas medioambientales de los coches a partir de ahora
La organizaciones ecologistas critican que la clasificación se basa en la tecnología de propulsión y no en las emisiones reales

El sistema de etiquetas ambientales de la Dirección General de Tráfico (DGT), implantado para clasificar los vehículos según su impacto medioambiental, afronta una transformación profunda impulsada por la Ley de Movilidad Sostenible. El cambio busca corregir las deficiencias del modelo actual y dar un paso adelante en la lucha contra el cambio climático, integrando las emisiones reales de dióxido de carbono (CO₂) como criterio fundamental en la clasificación de los automóviles.
Hasta ahora, las etiquetas Cero, ECO, C y B determinaban qué vehículos podían acceder a las zonas de bajas emisiones (ZBE) de las grandes ciudades españolas, con implicaciones directas para millones de conductores. Sin embargo, el sistema ha sido objeto de críticas recurrentes por parte de organizaciones ecologistas, que denuncian su falta de precisión y, en ocasiones, su carácter engañoso. El principal motivo de descontento es que la clasificación se basa en la tecnología de propulsión y no en las emisiones reales, lo que permite a vehículos de gran tamaño y consumo (incluidos deportivos de alta gama con mínima capacidad eléctrica) lucir etiquetas ECO o Cero y circular por zonas restringidas.
En la práctica, si el conductor no recarga la batería, el coche funciona como un vehículo convencional de combustión, generando emisiones elevadas. A pesar de ello, estos modelos obtienen la etiqueta Cero, lo que les permite acceder sin restricciones a las ZBE y beneficiarse de ventajas fiscales y de estacionamiento.
El proceso de revisión
La nueva normativa establece que el Gobierno dispondrá de un plazo de doce meses para presentar un estudio exhaustivo sobre el sistema actual y proponer modificaciones. El grupo de trabajo estará compuesto por representantes de los ministerios de Interior, Transportes y Movilidad Sostenible, Industria y Turismo, Transición Ecológica y Reto Demográfico, y Economía, Comercio y Empresa. Además, se prevé la consulta con las comunidades autónomas para garantizar la coherencia territorial.
Los cambios derivados de esta revisión solo afectarán a los vehículos nuevos, preservando los distintivos ya asignados a los coches matriculados.
La reforma pretende recuperar la credibilidad de un sistema que, si bien fue pionero, ha quedado desfasado frente a la evolución tecnológica y las exigencias ambientales actuales. Las organizaciones ecologistas consideran que la inclusión del CO₂ como criterio es un primer paso imprescindible para lograr una política más eficaz y justa. Además, el estudio contemplará la experiencia de otros países europeos, donde la clasificación de vehículos se basa en emisiones verificadas y no solo en la tecnología de propulsión.
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