«Traición» en Italia y Ferrari

La industria del automóvil no entiende de nada cuando se trata de amasar dinero, poder o lo que sea que los intereses comunes o individuales requieran. Hoy es habitual que directivos, pilotos o cargos de primer nivel pasen de un lugar a otro, ya sea en esta u otras disciplinas. Sin embargo, la épica de algunas escuderías y empresas se construyó con personajes que ya quedarán grabados en la retina de millones de fans. Y verlos en otros lugares es desconcertante. Es lo que acaba de ocurrir en Italia con Luca Montezemolo, histórico presidente de Ferrari, que trabajó mano a mano con Enzo Ferrari y que, bajo su mandato, vivió una de las etapas mágicas, tanto de la fábrica de coches como en la F-1. Inolvidable es la foto de Montezemolo en el circuito del Jarama en 1974 saltando en plena recta de meta para celebrar el triunfo de Niki Lauda al volante de un Ferrari.

En todo lo que ocurrió después estuvo envuelto este mítico presidente, que también vivió la etapa dorada con Schumacher. Un icono de Ferrari que ayer anunció que, a sus 77 años, pasa a formar del consejo de administración de McLaren en la parte del grupo que gestiona sus superdeportivos y tiene una pequeña parte en la filial que controla la escudería de F1, la Fórmula E y lo que vendrá de Le Mans. En Italia, Ferrari significa mucho más que una fábrica de deportivos. Va mucho más allá y Montezemolo, aunque ya llevaba varios años fuera de Ferrari, es todo un mito. Es como si Santiago Bernabéu hubiera decidido dedicar sus últimos años al Barça o que Florentino Pérez hubiera hecho algo parecido. El italiano ha señalado que no intervendrá en nada que tenga que ver con la F1 y en contra de Ferrari, pero sí lo hará en el mercado de superdeportivos. Los dueños del conglomerado de McLaren y todas sus filiales son fondos de inversión de Baréin y Abu Dabi, y este último ha sido el que ha convencido a Montezemolo para ayudarles en McLaren. Nadie en el sector podía creer este movimiento.