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Luis Alfonso, hundido en la incineración de Carmen Franco

El hijo de Carmen Martínez-Bordiú, con gesto triste y cabizbajo, acudió junto a su esposa al tanatorio Sur para despedir a su abuela, que hoy será enterrada

Luis Alfonso de Borbón, muy afectado, junto a su esposa María Margarita Vargas, al llegar al Tanatorio Sur
Luis Alfonso de Borbón, muy afectado, junto a su esposa María Margarita Vargas, al llegar al Tanatorio Surlarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@69f48aa5

El hijo de Carmen Martínez-Bordiú, con gesto triste y cabizbajo, acudió junto a su esposa al tanatorio Sur para despedir a su abuela, que hoy será enterrada.

A pesar del sol a primera hora de la mañana de ayer hacía frío. No demasiado, pero se dejaba sentir. Los hijos de Carmen Franco, que el viernes arroparon a su madre hasta el último aliento de ésta, se desplazaron ayer de nuevo al Tanatorio Sur de Madrid, donde fue incinerada en la más estricta intimidad. De los primeros en acudir fueron Luis Alfonso de Borbón, su nieto preferido, muy unido a su abuela, del quien no separó un momento su esposa, María Margarita Vargas, ella con gafas oscuras y ambos de riguroso luto. El joven, con gesto muy serio y sin apenas levantar la mirada del suelo, ha recibido uno de los golpes más duros, pues consideraba a Carmen Franco como su segunda madre.

Él fue el encargado de comunicar el fallecimiento de su abuela, a quien escribió un cariñoso mensaje: «Querida Man, siempre serás mi súper abuela, mi segunda madre, uno de mis pilares, y mi ejemplo a seguir; fuiste una gran cristiana, con muchos valores y muy bondadosa; te encantaba viajar y descubrir otros lugares; eras de las personas más cultas que he conocido, con una gran memoria y siempre informada de todo; compartíamos aficiones como disfrutar de la naturaleza y ver jugar al fútbol a la selección española o al Real Madrid». Su nieto confiesa que su muerte le ha dejado «un vacío enorme». Junto a ella vivió parte de su adolescencia en el emblemático inmueble del número 8 de la calle Hermanos Bécquer, donde los Franco han tenido siempre su cuartel general. A ella le consultaba y le pedía consejo cuando su madre no estaba cerca.

Junto a él estaban en el tanatorio José Cristóbal, el segundo de los hijos varones de Carmen Franco, que acudió con uno de sus hijos, así como Jaime Martínez-Bordiú, el menor de los hijos, que lo hizo acompañado de Marta Fernández y que fue el encargado de portar las cenizas de su madre. Junto a ellos, familiares y amigos les arroparon en momentos tan duros. La baronesa de Alaquas, cercanísima a Luis Alfonso, pues su marido –fallecido hace algunos años– fue tutor del joven durante parte de su adolescencia tras el fallecimiento de su padre, Alfonso de Borbón, estuvo en todo momento pendiente de él.

Entierro en la intimidad

Las cenizas de Carmen Franco serán depositadas hoy en la cripta de la familia, que se encuentra en la catedral de la Almudena, donde también descansan los restos mortales de su marido, Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde, que falleció en 1998. El entierro tendrá lugar a las diez y media de la mañana, y también, por expreso deseo de la familia, se realizará en la más estricta intimidad.

Quienes se han acercado para confortar a la familia en este amargo trance han destacado de Carmen Franco su entereza y su saber estar viviendo siempre de la forma más discreta posible y huyendo de los focos mediáticos y de las revistas del corazón que sí han utilizado algunos de sus hijos, una postura que su madre jamás criticó. El pasado verano le diagnosticaron un cáncer y renunció a su tratamiento al saber que poco o nada se podría hacer para curarlo. Su vida se fue apagando en los últimos meses y este año no acudió a una cita obligada para ella, el Rastrillo de Nuevo Futuro, del que era una presencia habitual. Su última salida pública fue para acudir a la Zarzuela el pasado mes de octubre, una afición que heredó de su padre, muy aficionado al género.