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«Las diferencias suman y generan talento»

La riqueza de la diversidad fue una de las principales conclusiones de la mesa redonda celebrada en LA RAZÓN en la que cuatro mujeres y un hombre debatieron sobre el liderazgo femenino en España

Sobre estas líneas, de izquierda a derecha, José Luis Casero, Rocío Ingelmo, María José Vos, Susana Moreno y Carmen García
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La riqueza de la diversidad fue una de las principales conclusiones de la mesa redonda celebrada en LA RAZÓN en la que cuatro mujeres y un hombre debatieron sobre el liderazgo femenino en España

Empezar desde la educación, solicitar una mayor coordinación a las administraciones, apostar por la combinación cuotas-méritos y, sobre todo, abogar por la diversidad. Éstas fueron las principales conclusiones a las que se llegaron en la mesa redonda sobre «Liderazgo femenino en la sociedad», celebrada en la sede de LA RAZÓN y moderada por el coordinador del suplemento Tu Economía, Juan Delgado.

En ella se debatió sobre la evolución de la mujer en el mercado laboral, la equiparación de puestos y la brecha salarial, y contó con la intervención de cinco profesionales que, desde sus respectivos sectores, trabajan para hacer efectiva la igualdad de oportunidades entre géneros: Carmen García, presidenta de la fundación Woman’s Week; María José Vos, directora de Talento de Accenture; Rocío Ingelmo, directora de Asuntos Corporativos y Legales de Altadis; Susana Moreno, jefa del Departamento de Diversidad y Políticas Sociales de Ilunion, y José Luis Casero, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe).

Hoy, Día Internacional de la Mujer, pasará a la historia por celebrarse la primera huelga feminista. El año pasado se convocaron diversos paros simbólicos durante la jornada del 8 de marzo, coincidiendo con la reciente publicación de unos datos que revelan que todavía el 20% de las empresas españolas no tienen directivas, sólo dos puntos menos que en 2016. Se desprende del último informe de Grant Thornton «Women In Business: ¿cumplir o liderar?», que, no obstante, las políticas de igualdad son abundantes: el 85% de las compañías asegura ofrecer un horario parcial, el 83% afirma tener igualdad de contratación y el 82% garantiza que sus horarios son flexibles.

Mayor seguimiento

«La realidad es que esas cifras no alcanzan ni el 40%», aseguró García, quien puso en tela de juicio los datos publicados y los tildó de «preocupantes», pues «las empresas siempre aseguran defender e implantar políticas de igualdad, pero es puro maquillaje», argumentó. En este sentido, condenó que «a los medios se les vende una cosa y luego dentro de las empresas se hace otra». También se mostró crítica con el escaso seguimiento que desde la Administración se ha hecho de la Ley de Igualdad desde su implantación y al respecto defendió que, frente al incumplimiento, «se debería poner más sobre aviso, sin acudir necesariamente a la vía de la penalización».

Sobre el liderazgo femenino, abogó por la no diferenciación entre sexos: «Sólo hay un liderazgo conjunto que ha de poner de manifiesto que todos, hombres y mujeres, debemos apoyarnos y participar coordinadamente por el derecho que tenemos a que se nos trate por igual». Defensa que suscribió Vos, quien sostuvo que «no existe el liderazgo femenino o el masculino, sino el liderazgo del talento».

En esta línea, la directiva de Accenture –compañía de la que afirmó que el 23,4% son socias a nivel global– habló del «universo diverso», en el sentido de que tratar con las distintas diversidades en su conjunto (personas con discapacidad, LGTBI y personas de diferentes edades, culturas y razas) «ayuda a la diversidad de la mujer», aseguró. Asimismo, subrayó la conexión existente entre las habilidades de la mujer y campos de futuro como la inteligencia aplicada o la artificial: «Somos creativas, prácticas, asertivas... Entre nuestras fortalezas está la de que aportamos cosas distintas y ayudamos a innovar», argumentó. En este contexto, auguró que «la era digital nos va a brindar la oportunidad de aprovechar, independientemente del género, el talento».

Algo en lo que estuvo de acuerdo Ingelmo, quien vaticinó que el escenario de obstáculos en el que se encuentra la mujer en la esfera laboral «cambiará dentro de 20 años, entre otras razones, porque ya no se asociará el puesto de trabajo al espacio físico de la oficina», aseguró. En consecuencia, señaló que la mujer podrá elegir en mayor medida su ritmo de trabajo, lo que le permitirá acceder a más cargos superiores.

Ejes de lucha

La directora de Altadis –que contó que las féminas ocupan un tercio del Comité de Dirección, un 38% de la plantilla y que incluso la consejera delegada a nivel mundial es una mujer– aseguró que el caso de las administraciones públicas, donde ellas son mayoría, no es replicable a todos los sectores: «El número de mujeres que aprueba las oposiciones es muy superior al de hombres, por lo que, partiendo de ahí, el problema de la desigualdad no es muy significativo en ese ámbito», explicó.

Consideró, además, que los ejes en los que debe articularse la lucha por la igualdad deben ser tres: «La Administración, que con la ley ofrezca la palanca para impulsar la sociedad; las empresas, que tienen que facilitar que las personas tengan un ambiente de trabajo agradable, y los individuos que, dentro de nuestras posibilidades, hemos de ser un motor de cambio».

Sobre el peso de la cultura y la sociedad en el problema de la desigualdad, apuntó a la cuestión territorial: «No es lo mismo vivir en el centro de las ciudades que en poblaciones». Palabras que respaldó Casero, quien censuró «la multiplicidad de tareas que se dan en el territorio nacional, con políticas y sensaciones diferenciadas». Aseguró que la situación social verdadera siempre trascenderá a los datos aportados por estudios y empresas, y sentenció que «la sociedad en general es machista». En este sentido, urgió a que se tomen medidas al respecto, pues «la igualdad no es negociable, es un derecho fundamental reconocido por la Constitución».

Recordó también que, según la Encuesta de Empleo del Tiempo, todavía existe una diferencia del 15% entre hombres y mujeres en cuanto al número de horas dedicadas al trabajo profesional, indicador que escala hasta el 70% en el hogar, aunque lamentó que «los datos suelen emplearse para promover un estado de opinión de gran confusión para debatir si nos encontramos en una situación mala o muy mala».

Respecto a las causas que merman el liderazgo femenino, señaló que «el problema viene cuando la mujer decide tener el primer hijo, ahí se dispara la brecha». Razón por la que Moreno puso de relieve la importancia de la Ley de Igualdad, que «estableció un marco de referencia y nos permite compararnos con el exterior», sostuvo.

En línea con Vos, la representante de Ilunion –de la que afirmó que un 54% de su plantilla está constituida por mujeres y el 38% ocupa puestos directivos– abogó por la utilización del término diversidad: «Antes, la diferencia se percibía como negativa y, desde que estamos trabajando con el término diversidad, está considerada un valor positivo y generador de talento».

Estereotipación

Asimismo, apuntó como factor que favorece la desigualdad la estereotipación promovida por la sociedad. «Hasta los 12 años, niños y niñas piensan que pueden dedicarse a cualquier cosa, pero luego sus decisiones las mediatiza la sociedad», censuró. En esta línea, Casero lamentó que «los múltiples modelos educativos no hayan conseguido atajar la raíz de ese problema».

Vos recordó que el mayor peso educativo lo tienen los padres, que «son quienes han de dar ejemplo», mientras que García alertó de la «enorme precariedad en valores que presentan hoy los adolescentes, a quienes hemos enseñado que tienen muchos derechos y pocos deberes».

Respecto al debate de la política de cuotas, el presidente de Arhoe las consideró «una medida de discriminación positiva necesaria para dar voz a la mitad del talento existente», así como para «que haya un mínimo de opinión de esa cuota», alegó por su parte la representante de Accenture.

Susana Moreno también las respaldó, pero «a ser posible que sean por poco tiempo», añadió. Ingelmo también se mostró partidaria de las cuotas como medida transitoria, pero teniendo en cuenta el mérito y con regímenes sancionadores: «Si marcamos cuotas, pero luego no se penaliza a las empresas que no las cumplen, no sirven de nada», argumentó. También las defendió García, pero a cambio de una rebautización del término: «La palabra “cuota” nos echa para atrás, nos discrimina de por sí».