Agricultura

La pandemia logra que 2020 sea el «año dorado» del limón

Sus múltiples beneficios y la calidad de los frutos hacen del cítrico uno de los productos más demandados por países como Alemania

Los exportadores confían en que Biden eliminen los fuertes aranceles que estableció Trump
Los exportadores confían en que Biden eliminen los fuertes aranceles que estableció TrumpLa RazónLa Razón

2020 se ha establecido como un buen año para la campaña de los cítricos. Más concretamente para el limón, cuya exportación ha experimentado un crecimiento notable en los últimos meses debido, en gran parte, a los efectos de la pandemia del coronavirus.

Sus propiedades positivas para la salud como la Vitamina C, la demanda generada por parte de países como Alemania, y la calidad de las producciones españolas ha provocado que su consumo se haya elevado como nunca antes y su venta se haya multiplicado.

El hecho de que los mercados se cerraran pero la producción agraria trabajara sin descanso durante los meses del confinamiento, ha provocado que el limón español -y más concretamente el murciano, valenciano y andaluz-, haya sido uno de los productos más reclamados, lo que ha generado unos beneficios en los productores como hacía años que no se veían. «Se ha experimentado un crecimiento en el precio en torno al 30 o 40 por ciento».

Así lo pone de manifiesto el director de promoción de Cítricos en España, Francisco Seva, quien también incide en que el mercado es muy «volátil» y ha sufrido muchos altibajos en los últimos años. «No sabemos cómo será la próxima campaña, y puede que en cuatro o cinco años volvamos a tener una crisis en los precios. Este ‘año dorado’ no será eterno, y si no se regula la oferta o se implantan mecanismos reguladores, volveremos a tener una crisis dura».

Una regulación que, precisamente, pasa por una de las principales reivindicaciones del sector, quienes hace poco más de una semana criticaron a la Asociación Mundial de los Cítricos por «arruinar y empobrecer a los citricultores españoles» al realizar acuerdos con países que favorecen la competencia desleal.

El secretario general de Asaja-Murcia, Alfonso Gálvez, carga contra las medidas adoptadas por la Asociación al llegar a acuerdos con países como Egipto, Turquía o Sudáfrica por ser los principales rivales en la exportación de cítricos y «tirar» los precios, haciendo inasumible que los productores españoles puedan hacer frente a dicha demanda.

De hecho, señala que la entrada en el juego de estos países hace que la «hegemonía del limón murciano se apague ante mercados internacionales», y pone como ejemplo países en los que se valora la calidad de los productos españoles como lo son Japón, Estados Unidos, Canadá o Emiratos Árabes. «Estos mercados son claves porque valoran la calidad y hay menos saturación de productos. Estados Unidos, por ejemplo, es un gran comprador de limón español y clementina valenciana, pese a las medidas arancelarias impuestas en el país».

Quien también critica el «ocultismo» de los acuerdos alcanzados por la Asociación Mundial de los Cítricos es Juan de Dios Hernández, director gerente de Export-Import Diali y miembro de la Junta Directiva de Asaja-Murcia, ya que exige que se explique al sector los beneficios que pueden generar este tipo de acuerdos con los países que producen una competencia desleal. «Atenta contra nuestros intereses, ya que no se ha realizado desde el consenso. Nosotros hemos hechos los deberes, pero todo parece estar envuelto en un populismo estúpido para que los ricos consuman los productos de los pobres».

Plagas

Desde Asaja-Murcia también defienden la calidad de los productos nacionales no solo por su riqueza, sino porque también cumplen con unos parámetros fitosanitarios que otros países no, como es el caso del limón argentino, cuya importación tuvo que ser paralizada por la Unión Europea ya que tenía la plaga de la mancha negra.

Hernández recuerda que Europa ha tenido que frenar en varias ocasiones la importación de limones de otros países porque «siempre superan los parámetros de residuos multiplicando por 10 el límite residual permitido. El año pasado, incluso, los calificaron como peligrosos. Aquí tenemos residuo cero, gran parte de la producción es ecológica, y eso marca la diferencia en el consumidor, ya que cada vez está más sensibilizado con lo que consume».