Sociedad

Cultura incoa el expediente para declarar BIC las Fiestas de la Santísima Cruz de Abanilla

Los festejos se organizan en torno a la reliquia de la Santísima Cruz que se conserva en la Parroquia San José

Santa Cruz de Abanilla
Santa Cruz de AbanillaAbanillaLa Razón

La Dirección General de Patrimonio Cultural, adscrita a la Consejería de Presidencia, Turismo, Cultura y Deportes, ha incoado el procedimiento de declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), de carácter inmaterial, a favor de las Fiestas de la Santísima Cruz de Abanilla.

Las Fiestas de la Santísima Cruz se celebran entre la última semana del mes de abril y la primera semana de mayo, en honor de la Santísima Cruz, mientras que en septiembre se celebra la Exaltación de la Santa Cruz.

Los festejos se organizan en torno a la reliquia de la Santísima Cruz que se conserva en la Parroquia San José, y se celebran en distintas plazas y calles de Abanilla.

Según la creencia popular, el origen de estas fiestas se remontan a finales del siglo XIV o principios del XV, cuando dos soldados que regresaban de una campaña guerrera dejaron olvidada, dentro de una caja, una cruz similar al remate de la asta de una bandera.

Un grupo de regantes reunidos en el lugar para tomar la tanda de sus aguas para el riego de la huerta de Mahoya descubrió la caja. Extendida la noticia entre los huertanos, estos se reunieron y con gran devoción llevaron la cruz al cura de la parroquia.

El sacerdote observó que este bien estaba formado por dos tapas de cuero con forma de estuche, que se abría por sus cuatro brazos y, en su interior, había dos pequeños trozos cruzados de madera negra unidos por una sustancia parecida a la pez griega.

La cruz fue colocada en el altar mayor de la iglesia. De allí desapareció dos veces y fue encontrada en el mismo lugar en que la recogieron los huertanos, por lo que decidieron edificar allí una ermita.

Según los expertos, el único dato histórico contrastado que sirve para darle base a la leyenda de los soldados que allí acamparon es que el 9 de diciembre de 1364, el rey de Aragón, Pedro IV el Ceremonioso, acampó con sus huestes en la huerta de Favanella --denominación de Abanilla en aquella época--, de camino a Orihuela, sin que se registrara ninguna confrontación armada con su enemigo, el rey de Castilla Pedro I el Cruel, durante la Guerra de los dos Pedros.

Respecto a la edificación de la ermita de Mahoya hay algunas referencias de testamentos de finales del siglo XVI, en los que se legan limosnas para la ermita que se está construyendo en la huerta. La actual se edificó en la primera década del siglo XX en el lugar donde hubo con anterioridad otra más pequeña, junto a la acequia, aprovechando parte de los materiales de derribo de la antigua.

En su sacristía existe un armario que lleva grabada la fecha de 1910, lo que hace suponer a los expertos que se hizo nuevo para ella. En algunos documentos del siglo XVIII se especifica la Parada de la Eermita en el sistema del reparto del agua de riego de la huerta por tandas y paradas, desde la acequia mayor a los brazales, con lo que en esas fechas ya existía una ermita en este lugar.

El informe de las Hermandades y Cofradías emitido por el Concejo en 1770 deja constancia de la celebración de estas fiestas en honor de la Santísima Cruz al mencionar la fiesta de la Santa Cruz de Mayo, con misa, sermón, procesión, “soldadesca”, fuegos, música y danza.

En 1850, el diccionario de Pascual Madoz reseña que la fiesta que con más solemnidad se celebra en esta villa es la de la Santa Cruz, en su día, con procesión a Mahoya, a bañar la Cruz que piadosamente se dice aparecida “con gran estrépito de trabucos que manejan los mozos del país”.