Santana, el guitarrista sobrenatural

Come chicle como Michael Jordan. Solo los superdotados son capaces de mascar chicle cuando están haciendo lo mejor que saben hacer. Como si no les costara trabajo. En el caso de Carlos Santana, hacer que su guitarra hable, cante, grite o gima a partes iguales. El lirismo de este mexicano, natural de Tijuana, es sobrenatural.

La leyenda viva que hizo universales canciones como Samba pa ti, Evil Ways, Europa, María María o Smooth, y que fue una revelación en Woodstock en 1969, continúa haciendo vibrar a un público absolutamente heterogéneo, a sus 78 años de edad.

A veces se sienta en la tarima de la batería que toca su mujer Cindy Blackman -un portento a las baquetas-, otras veces se pone de pie, pero realmente puede hacer lo que quiera. Hace lo que quiere. Está arropado en el escenario por 9 músicos, 6 de los cuales son percusionistas.

El llamado rock latino cobra sentido con su música. El denominado ‘Oneness’ Tour hizo parada en la plaza de toros de Murcia el pasado viernes en un concierto histórico, que vino a conmemorar el 25 aniversario de uno de sus discos más exitosos, como es ‘Supernatural’ (1999), una obra excelsa en la que se rodeó de nombres como Eagle Eye Cherry, Rob Thomas, Eric Clapton o Fer Olvera (Maná). Su obra es coherente y su legado es inmortal.

Santana está más vivo que nunca y, prueba de ello, es que su música es capaz de emocionar a generaciones de músicos y guitarristas, que cayeron rendidos a sus pies por su autenticidad en un recital que aunó alma, espíritu y amor.