Arte, Cultura y Espectáculos
Tosca, un personaje caleidoscópico
Las escenas de sufrimiento, muerte y tortura, y en Tosca son muchas, ejercieron enorme fascinación sobre la imaginación creadora de Puccini
Tosca, célebre actriz y cantante, es mujer apasionada, celosa, generosa, capaz de cualquier cosa por su amor. Es una «prima donna» de pura sangre, que tiene berrinches a la menor provocación y es, según la ocasión, impaciente, caprichosa, enamorada y religiosa. Comentaba Mosco Carner la predilección del compositor por infligir tormento y sufrimiento a sus heroínas, y Tosca no es una excepción. En una carta a Adami, el compositor, en broma, comentaba su «instinto neroniano» y confesaba que solo podía escribir «cuando mis verdugo-marionetas se mueven en el escenario». Es verdad que las escenas de sufrimiento, muerte y tortura, y en Tosca son muchas, ejercieron enorme fascinación sobre la imaginación creadora del músico.
Ahondando en las características de esta gran figura femenina, Manfred Kelkel afirmaba que, al contrario que Cavaradossi, ella mantiene una actitud apolítica. Y su comportamiento es bastante ambiguo desde el punto de vista psicológico. La pasión masoquista de Scarpia le inspira una repulsión instintiva, que en ningún caso es ejemplo de una cierta perversa atracción. Sopesando la que el Barón ejerce sobre ella, Tosca no tendrá otra alternativa que matarlo para no ceder a su propio deseo. Parece un acto de justicia, pero en realidad, según sus propias palabras, es «el beso de Tosca», el beso de la muerte.
La actriz-cantante romana es un caso aparte en la literatura pucciniana. Segalini estima, lo que es discutible, que el suyo es un instrumento dramático que guarda todas las particularidades del canto verista: poder en el medium (para dominar, por ejemplo, los paroxismos orquestales del segundo acto), la valentía en el agudo (todos los escritos están bien colocados para que se puedan emitir sin especiales problemas, a excepción del do 5 del tercero).
La línea vocal, a medio camino entre el canto y el «parlato», es esencial porque es revelador de los momentos más críticos. Anna Netrebko no es una voz realmente dramática, pero creemos que, pese a lo que consideraba el citado Segalini o, incluso, a lo que opinaba Puccini (que pensaba que la creadora en aquella función romana de 1900, Hariclea Darclée, no poseía el empaque vocal suficiente), está dotada de un instrumento, de carácter lírico-«spinto», que puede acoplarse, basada en sus medios e inteligencia sin especiales problemas a las exigencias de la partitura y de la escena.
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