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Patxi Andión, la última canción protesta

El cantautor, que había regresado a la actualidad con un nuevo disco en el que celebraba sus 50 años en la música, «La Hora Lobicán», falleció ayer en un accidente de tráfico dejando una intensa discografía y aún más biografía detrás

Patxi Andión, todo un símbolo de la canción social española, falleció ayer a los 72 años en un accidente ocurrido en el término municipal de Cubo de la Solana, en Soria, donde el Land Rover que conducía se salió de la carretera para encontrar un fatal destino. Cumplía 50 de carrera y acababa de publicar el disco «La Hora Lobicán», con el que había decido reanudar su camino en la canción. Con sus idas y venidas, lo cierto es que Patxi Andión fue uno de los estandartes de una generación que se propuso «intelectualizar» la canción para darle una nueva forma, a la manera del folk estadounidense o la chanson francesa, tan en auge durante aquellos primeros sesenta. A través de textos trabajados y algunas melodías prestadas de otros, acabaría desarrollando un estilo personal y contribuiría a dar un necesario impulso a la canción de autor española.

Tras diversas aventuras frustrantes y frustradas en varios grupos de pop, «Retratos», de 1969, sería su debut musical y sufriría ya los efectos de la censura, lo que no le impidió continuar con decisión el camino marcado. Sería en la década de los setenta cuando su trabajo adquirió una mayor notoriedad con discos como «Once canciones entre paréntesis» (1971), «Palabra por palabra» (1972), «Posiblemente» (1972), «A donde el agua», (1973), «Viaje de ida» (1976) y, especialmente, «Cancionero prohibido», probablemente su obra más notable. Andión supo crear un personaje creíble con una visión personal a la que contribuía su particular voz rota y la elegancia de sus textos. Por ejemplo, los que corresponden a temas como «Puedo inventar», «La casa se queda sola», «Quién sabe si volverá otra vez a amanecer», «Porque me duele la voz», «La bohemia» y «Estrella de la mar».

Sin embargo, y más que por su faceta musical, su mayor momento de notoriedad pública lo alcanzaró en mitad de los setenta con su matrimonio con la Miss Universo Amparo Muñoz, una unión que duraría muy poco pero que dio mucho que hablar. No fue bien vista ni por unos ni por otros: unos le acusaban de matrimonio interesado y otros le tachaban de frívolo y «traidor» a la cultura. Mientras, Andión desarrollaría una sólida carrera como actor a medida que postergaba su actividad como músico. Por ejemplo, obtuvo papeles en películas como «Asesinato en el Comité Central», de Vicente Aranda, «La rosa de los vientos», de Patricio Guzmán, o las populares series de televisión «Página de sucesos» y «Brigada central». El desigual «El balcón abierto», de 1986, es su disco más recordado de aquella década de los ochenta, un álbum que incluía la canción «Si yo fuera mujer».

Una isla en mitad del océano

Decepcionado con la idea de convertirse en un cantautor del pasado y sin cosas que decir, decidió doctorarse en Sociología y comenzar a dar clases en la Complutense de Madrid. En «Nunca, nadie», de 1998, regrabó algunas de sus viejas canciones y marcó una isla en mitad del océano, su única noticia musical antes de reanudar su carrera en 2010 con el magnífico álbum llamado «Porvenir». Reivindicado por una nueva generación de cantautores, se sintió estimulado para regresar a su mayor pasión, la de escribir y grabar canciones con cosas que decir, con su visión urbana y personal de los sentimientos y las relaciones humanas. De eso, y de muchos recuerdos, iba «Cuatro días de mayo», una cálida grabación en directo en la que repasaba su bacheada carrera musical y varios de sus mejores temas que, por cierto, han conseguido pasar muy bien la prueba del tiempo, tan inmisericorde con tantos y tantos artistas contemporáneos suyos.

«La Hora Lobicán» –una metáfora sobre esa incierta luz que se divisa en el horizonte en la puesta o salida del sol– fue su flamante disco del presente año y desgraciadamente ya el último de su carrera, un trabajo con el que renacía musicalmente y que pretendía que fuera un nuevo punto de partida para una etapa que presumía fructífera. Un accidente de coche se llevó por delante esos anhelos y ahora queda el recuerdo de un hombre que fue decisivo en un momento en el que en España no se sabía contar historias. Patxi Andión fue una figura crucial en el proceso de «intelectualizar» la maltratada canción nacional.