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Concierto de Año Nuevo: Los aires nuevos de Nelsons

El director letón ofreció una actuación brillante en un buen concierto que homenajeó a Beethoven con una pieza y que en 2021 dirigirá Riccardo Muti

Vienna Philharmonic New Year's concert in Austria
El director letón Andris Nelsons dirigió a la Filarmónica de Viena en el concierto de Año Nuevo01/01/2020 ONLY FOR USE IN SPAINHerbert Neubauer/APA/dpaHerbert Neubauer/APA/dpa

Obras de Ziehrer, Josef Strauss, Johann Strauss padre, Johann Strauss hijo, Beethoven... Orquesta Filarmónica de Viena. Director: Andris Nelsons. Coreografía: José Carlos Martínez. Viena, 1-I-2020

El invitado en esta ocasión ha sido el director letón Andris Nelsons (1978), que es titular en la actualidad de la Sinfónica de Boston y la Gewandhaus de Leipzig. Siempre admiramos de él su impulso energético, no incompatible con el ocasional refinamiento y el manejo de gradaciones de intensidad. El permanente baile en el podio, los movimientos exagerados, los gestos, el continuo vaivén del cuerpo no parecen confundir a los músicos, que mantienen fija su atención a un mando que no da puntadas sin hilo y que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Sin duda cuenta Nelsons con un temperamento a veces desbordante, criterio musical y soltura en la tarima, sobre la que se mueve de un lado a otro pese a su corpulencia y a que está bien entrado en carnes.

¿Hasta qué punto su batuta, variada y sugerente, que suele pasar de una mano a otra y que se agita en todos los planos, dando continuas indicaciones, ha sabido desarrollar en este caso un discurso coherente de acuerdo con el repertorio puesto sobre el atril? El músico letón frasea con intención, a veces alejada, en una primera aproximación, a lo que los pentagramas parecen pedir, incluso buscando efectos discutibles por su ampulosidad. Es amigo de elongaciones que restan naturalidad a la expresión, aunque no le quiten limpieza a la exposición. Lo pudimos comprobar en más de una oportunidad, aunque no cabe negarle al artista su buen olfato para el empleo del «rubato»; siempre que no abuse; como sí hizo, por ejemplo, nada más empezar, en la Obertura de Carl Michael Ziehrer «Los vagabundos», incluida, como otras piezas de la sesión, por primera vez en estos programas y, que en todo caso sonó magníficamente en los mimbres de la Filarmónica.

Nos gustó el aire lento y cadencioso impuesto al comienzo del vals «Saludos amorosos» de Josef Strauss, que en la televisión tuvieron de fondo imágenes de la ciudad de Salzburgo. Bien resaltados los acordes disonantes del final.

Refinada sonoridad

También de este Strauss fue la pieza siguiente, la «Marcha Liechtenstein», donde se mantuvo con calor, al compás de la caja, el espíritu humorístico. La polca «El festival de flores» del gran Johann II sirvió para comprobar hasta qué punto la Filarmónica puede apianar sin perder su refinada sonoridad. Otra composición del mismo autor, el más conocido vals «Donde florecen los limoneros», puso de nuevo de manifiesto cómo al director le gusta extralimitar el «tempo», marcando grandes silencios y adoptando insospechadas lentitudes. Lo que no impidió mantener su cuidado del detalle. Por un instante nos vino a la memoria la figura de Maazel, quien, quizá en mayor medida, se preocupaba de mantener la cuadratura. Una chispeante versión de la polca rápida «De golpe y porrazo» del otro hermano, Eduard, cerró la primera mitad del concierto.

Una marchosa y brillante interpretación, en este caso tocada a toda pastilla de la obertura «Cavalleria ligera» de Suppé, compositor que no aparecía en este acto desde hace años, inició la segunda parte. Pudimos aplaudir un estupendo solo de clarinete y una gloriosa intervención de los chelos en la exposición del tema húngaro. Luego la polca francesa «Cupido» de Josef y del vals «¡Abrazaos por millones!» de Johann, escuchamos la ceremoniosa polca mazurka de Eduard «Flor de hielo». Después dos obras totalmente nuevas, de relativo valor musical, una «Gavota» de Josef Hellmesberger, con «pizzicati» casi evanescentes y, de nuevo, admirable prestación de los chelos, y «El galope del postillón» de Hans Christian Lumbye, ligerísima, y en la que Nelsons, con buen humor, tocó el cornetín, recordando sus buenos tiempos como trompetista en la Ópera de Nacional de Letonia.

A continuación, seis contradanzas de las doce que componen la «WoO 14» de Beethoven, la 1, 2, 3, 7, 8 y 10, tocadas con la levedad y el sentido danzable requerido. La séptima recoge el famoso tema del ballet «Las criaturas de Prometeo» que el compositor emplearía en el «Finale» de la «Sinfonía Heroica». Fue –después de una primera muy clásica sobre el vals «Abrazaos por millones»– la segunda aparición del Ballet de la Ópera de Viena coreografiado en esta oportunidad por el español José Carlos Martínez, antiguo director de la Compañía Nacional de Danza, que creó una escena en la que un grupo de turistas americanos de los años 50 visitan la casa museo de Beethoven en Heiligenstadt. Hay un perro y un movimiento general novedoso y pulcro.

En el vals de Johann «Disfrutad de la vida» comprobamos de nuevo que Nelsons es amigo de ralentizar las repeticiones de las frases simétricas, aunque en la famosa polca «Tritsch Tratsch» del mismo autor impuso una velocidad desusada. Fulgurantes y ágiles contestaciones de los vientos. La última pieza fue el vals «Dínamos» de Josef, que se nos sirvió a partir de un meditativo inicio. La aparición del vals propiamente dicho se hizo, tras un buen «crescendo», con una leve aceleración. Primera propina: la electrizante polca de Josef «Al vuelo». Y, como cierre, las dos consabidas: el vals «El bello Danubio Azul», con «tempi» pausados y aceleraciones bien estudiadas, y la «Marcha Radeztky» de Johann padre en una nueva orquestación de la propia Filarmónica (de novedad inapreciable).

En conjunto un buen concierto, con algunos efectos discutibles, una actuación brillante de Nelsons y una prestación superior de la rejuvenecida Filarmónica. Muy limpia y hábil realización televisiva de Michael Beyer y presentación para España del programador de Radio Clásica Martín Llade, ágil y locuaz. Bello documental en el intermedio firmado por Georg Riha, «Remolinos de hojas» de Beethoven, evocación musical de algunas de las residencias del compositor: una joven va recogiendo hojas con pentagramas de una nonata «Sinfonía nº 10». Se anuncia que el año 2021 será Riccardo Muti el director del evento (su sexta vez).