No se lo digas a «Mamá»

Aunque tiene un nombre que se las trae, qué buen mozo es Nikolaj Coster-Waldau. El protagonista de la serie «Juego de tronos» (que pronto estrena nueva temporada, de la que él no dice ni mú y tampoco sobre «Oblivion», que estrenará junto a Cruise) visita Madrid vestido de negro riguroso para presentar este thriller de terror donde encarna a unos gemelos cuyas vidas cambian para siempre debido a dos niñitas abandonadas en el bosque. «Al principio pensaba de este trabajo que iba a ser como el de la clásica "novia"de algunas películas, no demasiado relevante. Me equivoqué. Los primeros minutos dan una idea retorcida de lo que significa a veces ser padre, pero Jeffrey, uno de los hermanos al que doy vida, decide matar a sus hijas por amor y matarse luego. Y Lucas, el otro, lleva toda esa culpa encima».

Un colérico fantasma

Cierto: esta especie de pavoroso cuento de hadas arranca con un tipo que, desesperado, asesina a su mujer tras arruinarse (con todo, advierte Waldau, «no pretendíamos que la crisis fuera el tema central, sino có- mo el amor puede llegar a convertirse en algo retorcido») y, tras secuestrar a las pequeñas, decide que corran la misma suerte. Pero la entrada en el juego de un colérico fantasma cambia la historia para siempre: «Jeff está en un momento crítico y Lucas, el tío de las menores, mucho de lo que hace tiene que ver con el remordimiento». «Mamá», que está logrando una magnífica taquilla en EE UU, corrobora el buen estado del género: «No sé por qué gusta tanto y a tanta gente distinta. Bueno, dicen que cuando padecemos una crisis, al público le apetece ver cine de terror. Por otra parte, el fin de semana que estrenamos en EE UU no había otra película con la misma calificación (para mayores de 13 años). Llevamos ya más de veinte días y, aunque títulos análogos tienden a desaparecer pronto, la nuestra sigue». En cuanto a su pareja en la cinta, la actriz de moda Jessica Chastain («El árbol de la vida», «La noche más oscura», «Criadas y señoras»...), comenta entusiasmado que «tiene talento y no está loca. Hay mucho loco en esta profesión...».

Los hermanos Muschietti son altos, argentinos, y tienen en la mirada algo un poco inquietante y mojado. Quizá porque en su infancia leían relatos de los Grimm y les gustaba pasar miedo. «Desde entonces queríamos rodar películas así para revivir aquellas sensaciones intensas; luego, cuando cumples años, las racionalizas», contesta Andy, el director. Sin embargo, «sólo asustar no me interesa, hay espectadores a los que la historia les conmueve, el conflicto que establece, la inocencia de las niñas». Y Bárbara, productora, añade en cuanto al éxito del filme que buena parte deriva de la publicidad enfocada a los latinos («les tira mucho el tema de la familia») y a que ha gustado mucho entre mujeres jóvenes. «Además, Guillermo del Toro, productor ejecutivo de la cinta, es una figura de culto allí, y sabe bastante de la industria». Al final, confiesan que en un sólo aspecto fue inflexible: quería que la criatura se viera, «valoraba mucho el impacto que debía provocar, y ganó el monstruo». No, ganaron ellos y nosotros.