Opinión

Ekai

Se quitó la vida hace unos días. No soportó más el acoso social. No entendían que no hacía daño a nadie, que solo quería ser lo que era, un chico con cuerpo de chico. No comprendía que fuese burlado, mal mirado o llamado «loca» por ciertos compañeros, ciertos educadores, ciertos sanitarios. Había nacido con cuerpo de niña, pero muy pronto no se identificó con él. Quería llevar pantalones y el pelo corto. Le gustaba jugar con los chicos y llamarse Ekai. Cuando llegó el momento de ponerse manos a la obra, cuando sus padres le dijeron «vamos allá», una luz se encendió en su alma. Pero no, no era tan fácil. Las leyes siempre van por detrás de la realidad. Y hay algunos que todavía van por detrás de las leyes. Y se resisten, como si fuera su integridad en ello, a comprender al prójimo. A darse cuenta de que la transexualidad es parte de la diversidad humana. Y es pacífica. No como algunas actuaciones resentidas de gente sin conciencia.

Ekai, era un chaval tímido y artista. Ese, el artístico, era el bachillerato que iba a empezar. Pero no pudo ser. Le perdimos. Le empujamos a dejar esta guarida sin luz que era para él la vida. Hacía tiempo que no se miraba al espejo. Le habían empezado a crecer los senos y eso le horrorizaba. ¿Por qué sabiendo en el hospital su situación no lo hormonaron antes?

Hay casos cristalinos de la identidad sexual de las criaturas. Y está comprobado que cuando a un niño le dejas crecer en el sexo que siente, le ayudas humana y médicamente, y será un adulto tan feliz como cualquiera. A Ekai no le dejaron.

Adiós precioso. Cuanto lo siento.