Opinión
Verdad penal, verdad histórica
Cuando un hecho tiene que valerse de la ley para imponerse como histórico es porque, con toda seguridad, no es cierto o, al menos, no lo es tal y como se formula. Dos pruebas evidentes de lo que afirmo están en la ley polaca sobre el Holocausto y en la de memoria histórica en España. La primera pretende negar algo tan evidente como que hubo polacos que colaboraron con los nazis y que el genocidio no fue sólo cuestión de los ocupantes. Aunque Polonia contó con héroes que protegieron a judíos no es menos cierto que fue la nación más antisemita del período entreguerras –Max Mazin llegó a contarme que los polacos lo eran mucho más que los alemanes– que no dudó en desencadenar pogromos incluso desde los púlpitos y que cuando se produjo la invasión alemana no faltaron los casos de judíos asesinados por polacos que deseaban apoderarse de sus posesiones. En algún caso como el de Jedwabne, se culpó a los alemanes de realizar una matanza de judíos que fue perpetrada única y exclusivamente por polacos. En esa localidad, cuando los nazis ofrecieron a los lugareños no matar a todos los judíos y conservar a algunos que pudieran ser útiles por su oficio, los polacos rehusaron la oferta y dieron muerte a ancianos, mujeres y niños. No fueron tampoco escasos los judíos que salieron de los campos y fueron linchados al regresar a una Polonia liberada. Intentar negar estas realidades imponiendo penas de prisión es bochornoso. Como lo es también que se quiera imponer una versión de la guerra civil española –donde no faltaron fusilamientos ni atrocidades entre los vencidos– totalmente tuerta y falaz, por supuesto, impuesta de nuevo no a partir de la discusión historiográfica, sino mediante la falsedad difundida incluso desde las cátedras, el amedrentamiento de los ciudadanos e incluso, según desea la izquierda, la prisión para los que no se arrodillen ante el dogma. En su día me doctoré en Historia y obtuve el premio extraordinario de fin de carrera. Desde hace más de tres décadas, he publicado libros de investigación histórica en España y en el extranjero. No pocos fueron premiados y bastantes resultaron traducidos y son textos para la docencia. También he enseñado en distintas universidades de diferentes países. Por eso sé que cuando se quiere imponer una Historia con el código penal es porque es falsa.
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