Opinión

Los conejos de Íñigo

Íñigo de la Serna, el ministro de Fomento, será probablemente el dueño de la mayor cabaña de conejos silvestres de España, que campan a sus anchas en territorios que son de su competencia, y probablemente no lo sepa.

Pues ahí va la información: estos roedores miembros del colectivo de la fauna salvaje se refugian en los terraplenes de las autopistas, autovías y carreteras más importantes; desde allí salen a las parcelas agrícolas cercanas y provocan graves daños en los sembrados y cultivos permanentes, comen y vuelven a sus madrigueras.

Otro tanto sucede en las vías del AVE que se han construido en los últimos años y en sus aledaños. El problema no es nuevo, pero la verdad es que este año está alcanzando una gran importancia en buena parte de España.

Así, llegan denuncias desde Navarra, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura, entre otras comunidades autónomas. Es innegable, hace falta actuar. También deben ponerse manos a la obra las Confederaciones Hidrográficas, dependientes del Ministerio de Agricultura, y los responsables de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA) para reformar la línea de seguros de daños provocados por la fauna silvestre, impuesta por el monopolio Agroseguro, que penaliza a los agricultores, que se ven afectados por la plaga de conejos durante más de una campaña.

Finalmente, toca que los dueños de los cotos asuman sus responsabilidades. Hay que poner coto de una vez por todas a la plaga de conejos.