Opinión
Carmena mantera
Lavapiés es una verbena de senegaleses sin cayuco que en vez de horchata gastan muy mala leche contra la policía.
¡Y dicen que se quieren cargar la zarzuela! El género vive su máximo esplendor. La astracanada popular, el disparate, y así hasta que el drama se cuele entre sus calles, antaño tan de tomar la cañita los domingos entre zumbones y bailarinas del vientre, y llene de sangre la máscara de Manuela Carmena.
La alcaldesa no es responsable solamente de lo que ya ha pasado sino de lo que está por llegar. Cuando un día se estudie cómo empezaron los disturbios que pusieron a Madrid en el mapa, se verá que fue la alcaldesa con su buen rollito la que nos metió en la olla para comernos la conciencia para limpiar la suya.
Una señora que deja que unos inmigrantes delincuentes atemoricen a su policía es un peligro público y una reaccionaria que fomenta la xenofobia y el delirio, una «frivolité» al gusto modernista del cine Doré, la abuela coraje del absurdo.
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