Opinión

Montoro «el político»

La cuadratura del triángulo. Este es el objetivo obsesivo para sacar adelante los presupuestos. Serían los segundos con 137. Esto es la política. El PNV pregunta todos los días en Moncloa eso de «¿cómo va lo mío?» lo mismo pide informes de la limpieza de una playa que del alicatado de una cárcel. Tienen necesidad de pacto pero entre el mito o la vida han elegido, de momento, esa unidad de destino en lo universal que te da ser nacionalista pese a que refuerce a tus enemigos de Ciudadanos. Hasta que no se levante el 155 nada de nada aunque sepan que los que tienen en vigor el artículo de la normalización catalana son sus amigos o ex amigos de Convergencia, o lo que queda de ellos. El resto ya está. Estos presupuestos «post crisis» como los calificó Ignacio Rodríguez Burgos, una de las mentes económicas más contundentes y formadas, no tienen peros para el centro derecha español que junto a nacionalistas vascos y catalanes completan y nutren Ciudadanos y el PP. Son unas cuentas expansivas sobre un marco de crecimiento sostenido y sano. Montoro desatado es una de las mentes más políticas del Gabinete de Rajoy. Sabe más de política por Montoro que por Ministro de Hacienda. Maneja los códigos clásicos que parten del máximo respeto a los suyos, el control de los tiempos y el zarpazo concreto.

Ha sido y asumido ser «el enemigo público número uno», ha esquivado el regate corto pero no soporta que le madruguen su obra. No ha aguantado las críticas y los disparos de los francotiradores para ahora sucumbir a un socio parlamentario. Donde va Albert Rivera hace tiempo que regresó Montoro. Por eso cuando el lunes vio al gran jefe naranja subido al primer palio con micrófonos que salía en procesión, avisó. Dijo eso de solo apoyan. Un comentario seco y descriptivo que tenía una segunda parte. No iba a permitir el saqueo propagandístico de sus «currantes» del libro amarillo, iba a obedecer esa consigna de arriba de «que lo vendan ellos» y se iba a guardar para la rueda de prensa del Consejo de Ministros Extraordinario ese 3% de subida de las pensiones más bajas donde Albert Rivera había llegado al 2%. Acabó la rueda de prensa y sopló los restos de pólvora. Porque a Moncloa también llega la calle y no se conoce a nadie que orine colonia. Se apuntaba el tanto con las pensiones mientras Ciudadanos bendecía ese trágala de la equiparación salarial de Policía y Guardia Civil por debajo de lo que se reclamaba en las manifestaciones.