Opinión

1.000 años

El pasado jueves TV3, la emisora pública de Catalunya, emitió un documental titulado «Comtes. L´origen de Catalunya», escrito por Sánchez Piñol, promocionado autor separatista, y Carles Porta, un nacionalista radical que se burla de las emisoras privadas «españolas» y promueve el odio desde las redes sociales. Con semejantes ultras nos podríamos temer cualquier barbaridad. Y en efecto, el producto rezuma odio y se anuncia con la siguiente falacia: «Hace 1.000 años, atrapados entre los sarracenos y los francos, Catalunya nació con el anhelo de libertad». La nación catalana fundada en 1018, verdad sagrada en la Catalunya del 155. El historiador Pere Miquel Carbonell en sus «Crónicas de España», rechazó la leyenda fundacional carolingia de Cataluña, y ligó el nacimiento de la nación cultural catalana a su pasado godo hispano: «Fins a temps de Carolo Calvo empreador no legim aquests noms de catalans sinó que dita provincia se nomenà Hespanya góthica». La invasión de los musulmanes supondría una clara diferenciación en el futuro desarrollo cultural de los pueblos de España, donde encontraron poca resistencia. El anhelo de la reconquista entre los «hispani» refugiados en la zona franca de los Pirineos eclosionó a partir del 785 cuando se recuperó Girona y el 801 se libera Barcelona. La colaboración franca llevará a establecer un territorio de frontera que llamaron «Marca Hispánica», y nadie puede dudar de que Carlomagno consideraba hispanos a los naturales de los condados catalanes, tal y como cita en Ramón de Abadal en «El domini Carolingi a Catalunya»: «Rex Carolus motus precibus immo querelis Christianorum qui erant in Hispania sub jugo sevissimorum Sarracenorum, exercitum in Hispania duxit». Marca Hispánica. Hispanos por historia, hispanos por sentimientos, Hispanos de nación. El nacionalismo secesionista sostiene que los orígenes de Cataluña se deben a un factor independiente y ajeno al pasado visigótico y común con el resto de España, maximizando el elemento franco que constituyó, según ellos, la personalidad catalana. La vigencia de la «Lex Gothorum» a pesar de las instituciones jurídico-políticas implantadas por los francos, es indiscutible. La vitalidad de la tradición gótica, la prevalencia isidoriana de la cultura catalana y la arquitectura, hace evidente que la nueva Cataluña que nacía era fruto de su pasado visigótico y que dará el nacimiento de las Españas, en la que Cataluña sin dejarse de sentir parte de Hispania se constituye en nación cultural junto con Castilla con la voluntad de formar una nación superior, España. Vicens Vives lo dice claro: «Ningún cronista dudó nunca de utilizar las palabras España y español en sentido geográfico, político o histórico, y así es cierto que puede considerarse como la primera pretensión de un dominio universal de España la frase de Muntaner «Espanya, qui són una carn e una sang, se tenguessen ensems, pocs dubtaren e prearen tot l’altre poder del món».