Opinión

Huesos

Tantas veces enfrentados con resultado incierto antes del ruido de sables. Tantas veces rivales que las diferencias los acercan. Tantos ríos de tinta para describir batallas que nunca, jamás, concluyen en guerra. Siempre quedará el próximo capítulo de esta entretenida novela entre Real Madrid y Bayern Múnich. En 24 ocasiones el bombo unió sus destinos. Once victorias cada uno y dos equis. Empate técnico; pero los últimos triunfos sonríen a Zidane porque su equipo abatió al oso en su guarida. La suerte (?) los ha hecho coincidir de nuevo. Antes del partido de vuelta de cuartos, el favoritismo madridista era indiscutible por el 0-3 de Turín, más que un aviso; en tanto que el 1-2 del Sánchez Pizjuán, con dos autogoles sevillistas, no invitaba a descorchar un blanco del Rhin. Pese a la victoria, lo detectó Lucas Haurie, este no es mi Bayern que me lo han «cambiao», aunque ahora aparece en semifinales. Tampoco el Madrid que saltó de la hoguera de la Juve en el último minuto y de penalti está para dar consejos. O espabila o al hoyo. Encaja goles con facilidad. Demasiados. Y o se esmera y tumba a esta bestia negra venida a menos o al comparar su temporada con la del Barça le costará justificar la catástrofe si cae eliminado al colocar títulos en la balanza. Mas lo primero es jugar y comprobar si el Bayern es talismán o gavilán, que de paloma no tiene ni una pluma.

Liga Europa: a priori, este Atlético lastrado por las lesiones, que sobrevive en la cúspide del fútbol español y continental con los malabares de Oblak, ha tenido suerte en el sorteo: ¡se ha librado del

Olympique de Marsella, de los cazurros y de Santos Mirasierra! Un buen equipo, el de Zubi, con un serio problema de aficionados. Que no todos son unos salvajes, pero son las tropelías de esa minoría lo que enturbia la imagen de este club como para huir de él como de la peste.

¿Y el Arsenal? Seguro que Wenger está menos feliz que Simeone. El Atleti es el hueso, como el Madrid.